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Dios es fiel, resistid las pruebas, porque Dios está con nosotros

Dios es fiel, resistid las pruebas, porque Dios está con nosotros

Siempre es bueno que reconozcamos que nuestro Dios ha sido fiel desde el principio y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Esa fidelidad es parte de Su carácter, y por eso debemos confiar plenamente en Él y pedirle que nos ayude a seguir adelante, aún en medio de los momentos más duros. El ser humano puede fallar, los amigos pueden defraudarnos, incluso nuestra propia fuerza puede agotarse, pero el Señor permanece constante. Nunca cambia y siempre está atento a las necesidades de Sus hijos.

A lo largo de toda la Escritura podemos aprender que todo lo podemos en Cristo Jesús. La vida cristiana no es una vida exenta de dificultades; sin embargo, el creyente cuenta con la fortaleza que proviene del Espíritu Santo. Hay situaciones que nos sobrepasan y que humanamente no tienen solución, pero en esos momentos recordamos que el Señor extiende Su mano poderosa para sostenernos y darnos la victoria. La fidelidad de Dios no se mide por la ausencia de pruebas, sino por Su presencia constante en medio de ellas.

El apóstol Pablo nos recuerda algo sumamente importante: nuestro Dios es fiel y nunca permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar. En otras palabras, aunque las pruebas sean intensas y las tentaciones parezcan insoportables, Dios siempre establece un límite y asegura una salida para que podamos resistir.

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

1 Corintios 10:13

Este pasaje nos enseña que no estamos solos. Dios no permitirá que el enemigo nos destruya ni que las pruebas nos sobrepasen sin que exista una salida. Esa salida no siempre es evidente al principio, pero con fe, oración y paciencia, podemos descubrirla. Nuestro deber es permanecer firmes, sabiendo que la fidelidad del Señor es inquebrantable y que Su poder nos guarda de caer en la desesperación.

Podemos recordar el ejemplo de Job. Este hombre justo fue probado como pocos en la historia: perdió a sus hijos, su riqueza, su salud y la compañía de sus amigos. Sin embargo, cada detalle de su sufrimiento estuvo bajo el control soberano de Dios. El enemigo quiso destruirlo por completo, pero no pudo ir más allá de lo que el Señor le permitió. Así, vemos que aun en los procesos más dolorosos, la fidelidad de Dios está presente, sosteniendo, cuidando y limitando la obra del maligno. Job al final fue restaurado y su vida fue testimonio de la fidelidad divina.

Esto nos enseña que cuando atravesamos tentaciones o dificultades, debemos mirar más allá de lo que vemos y confiar en que Dios tiene el control. No debemos caer en la desesperanza ni dejarnos arrastrar por el temor. El Señor mismo es quien fortalece nuestras manos cansadas y afirma nuestros pies cuando sentimos que no podemos más. Así, cada proceso se convierte en una oportunidad para crecer en fe, paciencia y esperanza.

Hermanos, no tengamos temor. En cada situación difícil recordemos que el Dios que nos llamó es fiel para sostenernos. Él no permitirá que seamos destruidos ni que las cargas nos derroten. Por eso, en medio de la prueba, elevemos nuestra oración y pidámosle fuerza, sabiduría y dirección. Confiemos en que si nos ha permitido atravesar un proceso, también nos mostrará la salida y nos dará la victoria.

Conclusión: La fidelidad de Dios es un ancla firme para nuestra vida cristiana. Él nunca nos dejará solos ni permitirá que seamos tentados más de lo que podemos soportar. Como Job, aprendamos a confiar en medio del dolor, seguros de que al final veremos la mano poderosa del Señor levantándonos. Por tanto, no temas, porque fiel es Dios, y con Él siempre tendremos la victoria.

No temas, Dios no te dejará, Él está contigo
Todos los días del afligido son difíciles, y con cánticos adoran a Dios
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