Hermanos, ya estos son los últimos tiempos, debemos estar sometidos y agarrados de nuestro Dios poderoso, ya que el enemigo está atacando fuerte los fieles seguidores de Dios.
Recordemos algo importante, es que el enemigo nunca se queda quieto, porque si se queda quieto, entonces no aprovechará su tiempo como él quiere, porque todo lo que él hace es para destruir al ser humano y que estos no puedan reconocer que Dios es el único Santo y verdadero por el cual viene la salvación divina.
Aprovechemos el tiempo en el Señor, andemos rectos delante de nuestro Dios, si nuestro camino se llega a torcer, pues pidámosle a nuestro Dios para que nos ayude a volver al verdadero y recto camino, porque sabemos que satanás no está jugando, él está buscando llevarse todo lo que está a su paso.
En la carta de Santiago se habla de esta gran verdad acerca de las acechanzas del maligno. Es por eso que debemos tener cuidado, estar atentos y pedir a nuestro Dios que afirme nuestros pasos:
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Santiago 4:7
Si lees el capítulo cuatro de Santiago completo, te darás cuenta que en la iglesia de ese tiempo había grandes problemas entre ellos, y es en el versículo siete donde él les da la clave para que se terminen los problemas: Resistir al diablo para que huya de ellos. Esta es la clara evidencia de que satanás estaba detrás de todos estos problemas que buscaban destruir la unidad del pueblo de Dios.
Por eso es bueno que seamos cuidadosos y veamos donde estamos pisando, que estemos sujetos a Dios, agarrados de Él porque solo de esta manera podremos alcanzar nuestra promesa de salvación.
Seamos fuertes en el Señor, no demos cabida al enemigo en nuestras vidas, más bien, sigamos el consejo del versículo que vimos en este artículo para que así el enemigo huya de nuestras vidas, pues también es un consejo para esta generación de los últimos tiempos.
Viviendo con discernimiento espiritual
El apóstol Pedro también nos advierte que el enemigo anda como león rugiente buscando a quien devorar. Esta metáfora nos recuerda que el adversario no descansa, y por eso el cristiano debe estar sobrio, velando en oración y con una fe firme. El discernimiento espiritual es clave para distinguir entre lo que viene de Dios y lo que proviene del enemigo que intenta engañar.
Hoy día vemos cómo muchas corrientes buscan desviar al pueblo de Dios: ideologías, falsas doctrinas, filosofías humanas que se oponen a la verdad del evangelio. Frente a todo esto, el creyente debe apoyarse en la Palabra y mantenerse firme, sabiendo que las armas espirituales que Dios nos ha dado son poderosas para derribar fortalezas.
La oración como arma poderosa
Una de las formas más efectivas de resistir al enemigo es la oración. Orar sin cesar fortalece nuestro espíritu y nos conecta directamente con la voluntad del Padre. La oración nos da paz, dirección y fortaleza en medio de la tentación. Jesús mismo, antes de ser entregado, pasó largas horas en oración, mostrándonos el camino a seguir en momentos difíciles.
La oración no solo es un medio de pedir, sino también de agradecer y de interceder por los demás. Cuando el pueblo ora unido, el enemigo no tiene lugar, porque Dios habita en medio de aquellos que claman a Él con fe.
Permanecer en la Palabra
Otro aspecto vital es mantenernos firmes en la lectura y práctica de la Palabra de Dios. El salmista decía: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). La Biblia es la espada del Espíritu, y solo con ella podemos enfrentar las mentiras del maligno. Cada versículo es un escudo que nos protege y un arma que nos ayuda a derrotar la tentación.
Si queremos resistir al diablo, debemos ser cristianos que meditan en la Palabra día y noche, no solo escuchándola, sino también aplicándola en nuestra vida diaria. La obediencia a los mandatos de Dios es un muro de protección frente a los ataques del enemigo.
Conclusión
Queridos hermanos, estamos viviendo tiempos finales en los cuales el enemigo redobla sus ataques. Pero no tenemos que temer, porque la Biblia nos recuerda que mayores son las fuerzas que están con nosotros que las que están en contra. Si permanecemos sujetos a Dios, resistiendo al diablo, éste huirá. No se trata de nuestra fuerza, sino del poder del Señor en nosotros.
Aprovechemos cada día para buscar a Dios, orar, leer Su Palabra y mantenernos en santidad. Si nos mantenemos firmes, podremos vivir en victoria y disfrutar de la promesa de salvación que Él tiene para todos los que le aman y perseveran hasta el final.