Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado

Hablar de la sabiduría es hablar de un don especial que no todos poseen, pero que está al alcance de todo aquel que se acerque a Dios con un corazón humilde. La Biblia nos muestra que la sabiduría es mucho más que conocimiento humano, es una guía que proviene de lo alto y que nos ayuda a tomar decisiones correctas en los momentos más difíciles.

El hombre de palabras sabias sabe como hablar y caminar, dando entender que todas las cosas la hará en orden, ya que haciéndolas así, de esa forma podrá enfrentar diversas situaciones.

Un hombre que actúa con la sabiduría de lo alto, es aquel que puede hablar con aquel está bajo la ira, que sabe hablar palabra buenas, palabras que ablandan las palabras de aquel que está muy alterado.

Es normal ver muchas personas envueltas en este tema de la ira, personas que se enojan y emiten palabras hirientes y hasta realizan actos que no son bien vistos por nuestro Dios.

La sabiduría que viene de Dios nos conduce hacia un buen camino, que nos da la luz en medio de las tinieblas, y que nos ayuda a tomar buenas decisiones. Esta es la sabiduría que todo ser humano debe pedir a Dios.

Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Proverbios 2:6

Salomón sabe por qué dice esto, él pidió sabiduría a Dios para dirigir su reino, y ya conoces la historia, fue un rey realmente sabio, tanto que las noticias sobre su sabiduría llegaban a todos los demás reinos. Este hombre podía enfrentar cualquier problema, pero no lo hacía con su propia sabiduría si no con la que viene de Dios.

Hoy en día también necesitamos esa sabiduría. No basta con la inteligencia que adquirimos en la escuela o la universidad; necesitamos la sabiduría espiritual que nos ayuda a discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que agrada a Dios y lo que nos aleja de Él. Un hombre o una mujer con esta sabiduría puede guiar a su familia, tomar decisiones justas en el trabajo y ser luz en su comunidad.

Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.

Proverbios 16:16

Esta es la sabiduría que viene de Dios, esta no se puede comparar ni con oro ni con plata, porque su valor es mayor al de todas las riquezas del mundo, porque todo es creado por Dios, todo lo que existe es hecho por nuestro Dios, pero ante todo la riqueza más grande es la sabiduría que viene de Dios.

La riqueza material puede perderse, pero la sabiduría permanece en quien la recibe. Ella nos enseña a vivir en paz con los demás, a tratar con amor y paciencia a los que nos rodean y a reconocer que sin Dios no podemos avanzar. Un corazón sabio sabe cuándo hablar y cuándo callar, sabe cuándo avanzar y cuándo esperar en el Señor.

Por eso es importante que cada día, en nuestras oraciones, pidamos a Dios que nos conceda esa sabiduría que no se compra en las tiendas ni se aprende solo en los libros, sino que desciende directamente de lo alto. Esta sabiduría nos prepara para los momentos de prueba y nos fortalece en medio de las dificultades.

Querido lector, si anhelas tener una vida ordenada y guiada por Dios, comienza pidiendo sabiduría. Tal vez enfrentes situaciones difíciles en tu hogar, en tu trabajo o en tu comunidad, pero recuerda que el Señor da a manos llenas a quien se la pide. Así como Salomón pidió sabiduría y recibió mucho más de lo que esperaba, así también Dios puede hacer contigo.

En conclusión, la sabiduría de Dios es un tesoro eterno. No la cambiemos por nada, ni la menospreciemos, porque es la llave que abre las puertas de una vida recta y en paz con nuestro Creador. El hombre sabio brilla no por su propia luz, sino por la luz de Dios que ilumina su camino.

Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino
Dios es mi socorro, por eso alabaré Su nombre