¿Fútbol en el cielo? ¿Cosas terrenales en el cielo? La sola pregunta ya nos lleva a reflexionar en cuán lejos pueden llegar las interpretaciones y afirmaciones de ciertas personas que dicen haber tenido revelaciones especiales. El fútbol ni siquiera ha pertenecido nunca a discusiones teológicas serias ni a debates doctrinales, porque se entiende claramente que es una actividad humana, terrenal y pasajera. Sin embargo, siempre existen aquellos que con pensamientos extraños se hacen notar, generando confusión entre los creyentes. Un ejemplo de esto es Kat Kerr, una mujer que se autodenomina profetisa, quien ha llegado a decir públicamente que el cielo es el hogar de las vacas, que hay ciudades hechas de gelatina, e incluso que vio un partido de fútbol en el cielo.
Según sus palabras, ella afirma que en el cielo hay deportes, porque supuestamente “esas personas tienen dones”. Y añadió que cada deporte se juega para una sola persona, y que el ganador en cualquiera de estos deportes es siempre Jesucristo. Estas declaraciones, aunque suenen llamativas para algunos, no encuentran ningún respaldo bíblico. Más bien, caen en el campo de la especulación y la imaginación personal.
… Por cierto, tienen deportes en el cielo porque esa gente tiene dones. Pero cada deporte se juega para una persona, y el ganador en cualquiera de estos deportes es siempre Jesucristo.
Kat llegó a decir que fue llevada a un supuesto partido de fútbol celestial, donde cada gol anotado iba directamente a la cuenta de Jesús. Incluso afirmó que Cristo tenía su propio marcador en el juego. Según su relato, los ángeles guardianes de las personas estaban en las gradas animando y celebrando con la clásica “ola”. Para muchos, escuchar esto puede sonar curioso o entretenido, pero en realidad es un ejemplo claro de lo que la Palabra de Dios advierte sobre aquellos que hablan de lo que no han visto y añaden a la revelación bíblica cosas que Dios nunca dijo.
Entonces es una forma diferente de jugar, pero la intensidad y la emoción siguen ahí. Todos los ángeles, sus ángeles de la guarda, están en las gradas haciendo la ola. ¡Es una locura pensar!
Frente a afirmaciones de este tipo, los creyentes debemos recordar lo que dice la Biblia: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11). No se nos llama a inventar, a adornar o a imaginar, sino a permanecer fieles a lo que ya está revelado. La Escritura nos muestra cómo es el cielo: un lugar de adoración eterna, donde los redimidos alaban día y noche al Cordero de Dios (Apocalipsis 7:9-12). En ningún pasaje bíblico se habla de deportes, juegos o actividades terrenales. El énfasis está en la santidad, en la presencia de Dios, en el gozo eterno y en la gloria de Cristo.
El apóstol Pablo también nos exhorta a no prestar atención a “fábulas profanas” (1 Timoteo 4:7) ni a historias que no edifican. Y esto aplica perfectamente a relatos como los de Kat Kerr, que pueden parecer inocentes pero terminan desviando la atención del verdadero mensaje: el evangelio de Jesucristo. Cuando una persona asegura que estuvo en el cielo y describe escenas más parecidas a una caricatura que a la revelación bíblica, debemos tener discernimiento y recordar que Satanás mismo se disfraza como ángel de luz para engañar (2 Corintios 11:14).
En este sentido, es vital estar firmes en la Palabra. El cielo es real, pero no es un parque de diversiones ni un estadio de fútbol. Es la morada del Dios tres veces Santo, el lugar donde Cristo reina y donde los redimidos contemplan Su gloria. Es el sitio preparado por Jesús para aquellos que creen en Él (Juan 14:2-3), donde no habrá llanto, ni dolor, ni muerte (Apocalipsis 21:4). Reducirlo a un espectáculo deportivo es minimizar la gloria de Dios y transformar la esperanza celestial en un entretenimiento humano.
Conclusión
Lo cierto es que en el cielo no se juega al fútbol ni a ningún otro deporte terrenal. Nuestra esperanza no debe estar en los relatos de supuestas profetisas que inventan visiones, sino en la Palabra segura de Dios. Cada día debemos cuidarnos de este tipo de personas que aseguran haber visto cosas que la Biblia nunca menciona. El verdadero creyente pone su mirada en Cristo, vive en santidad y espera con anhelo el día en que estará en la presencia del Señor para adorarle por la eternidad. Esa es la realidad gloriosa del cielo: Jesús exaltado y nosotros gozándonos en Él.