El diezmo es posiblemente el tema más conflictivo que existe dentro de la iglesia. Hay interpretaciones distintas sobre ese tema y esto hace que a la hora de debatir se cree cierto caos. A pesar de eso, la modernidad avanza y para muchos ya es tiempo de traer la tecnología que hace tiempo tenemos a la iglesia.
En esta ocasión, en Argentina, Buenos Aires, se darán capacitaciones de parte de la empresa Mercado Pago al junto de la Catedral de la Fe para que las personas estén depositando sus diezmos de manera digital.
Los encargados de estas capacitaciones serán el pastor Osvaldo Carnival y el contador Martín Mateo. También habrán más invitados: El gerente de sustentabilidad, Nicolás Meyer y la analista del mismo departamento, Ángeles Castagnino.
Ellos afirman que esta es una gran oportunidad de conocer la herramienta de Mercado Pago y comenzar a utilizarla en la congregación.
Dicen que estos nuevos pagos tendrán nuevos beneficios, señalando que de esta manera la congregación podrá aportar de manera más simple y rápida tanto en los cultos presenciales como Online.
También destacaron que la congregación podrá aportar en horarios fuera de los cultos, ó sea, 24/7.
Destacaron otros beneficios que serían más productivos, como la realización de fondos para donaciones, etc.
El tema del diezmo siempre ha generado preguntas, pues hay quienes lo consideran un mandamiento bíblico de carácter perpetuo y otros lo ven como una práctica cultural del Antiguo Testamento. Más allá de las diferencias, lo cierto es que para muchas comunidades cristianas el acto de dar forma parte de la vida espiritual, y la manera de hacerlo también refleja la realidad de cada época. Hoy, cuando la mayoría de los pagos se realizan a través de aplicaciones, resulta lógico que la iglesia también se adapte a estos cambios.
El uso de plataformas digitales como Mercado Pago en la iglesia no solamente ofrece comodidad, sino que también responde a un contexto social en el que cada vez menos personas llevan efectivo. Esto puede facilitar la participación de los miembros, permitiendo que quienes desean contribuir lo hagan de una forma segura, sin preocuparse por si tienen dinero físico en el bolsillo.
Otro aspecto a considerar es la transparencia. Las herramientas digitales permiten registrar con claridad cada transacción, lo cual puede brindar mayor confianza tanto a los miembros como a los administradores de la iglesia. Además, el acceso a los reportes financieros es más sencillo, y eso se traduce en una mejor administración de los recursos que se destinan a la obra social, al mantenimiento del templo y a la ayuda comunitaria.
Es interesante pensar también en el impacto que esta innovación puede tener en los jóvenes. La nueva generación, acostumbrada a manejar todo desde el teléfono móvil, probablemente vea con buenos ojos la implementación de estas herramientas en la vida eclesiástica. Esto no solo moderniza el proceso de ofrendar, sino que también conecta mejor con la realidad de los creyentes en la era digital.
Por otro lado, es necesario reflexionar sobre los posibles desafíos. Habrá personas que prefieran seguir entregando su diezmo en efectivo, por tradición o costumbre. La iglesia deberá encontrar un equilibrio, ofreciendo ambas alternativas y enseñando que lo más importante no es el método, sino la actitud con la que se da. Después de todo, el valor espiritual del diezmo y la ofrenda sigue estando en la gratitud y en la fe con la que cada creyente entrega su aporte.
La capacitación organizada en Buenos Aires representa, sin duda, un paso importante hacia la integración de la tecnología en la vida de la iglesia. No se trata de reemplazar las prácticas de siempre, sino de abrir un nuevo canal que facilite el compromiso y la participación. Así como en el pasado se adaptaron himnarios, micrófonos y transmisiones en radio o televisión, hoy se abren las puertas a las billeteras digitales.
En conclusión, la iniciativa de capacitar a la congregación en el uso de Mercado Pago para diezmos y donaciones refleja un cambio positivo que busca facilitar la entrega voluntaria, garantizar transparencia y ampliar las posibilidades de cooperación. Más allá de las discusiones teológicas sobre el diezmo, este tipo de herramientas muestran cómo la iglesia puede seguir siendo relevante en un mundo en constante evolución, utilizando los recursos de la tecnología para cumplir con su misión de fe, servicio y generosidad.