No temas, El Señor tu Dios irá delante de ti

¿Cuántas veces está escrita la frase «no temas» en la Biblia? Sin duda, muchas veces. Y esto no es casualidad, pues Dios sabía de antemano cuán frágiles somos los seres humanos frente al temor, la incertidumbre y la adversidad. Al hablar de seguridad y confianza, debemos recordar que Dios nunca defraudó a aquellos a quienes les dijo que no teman. Cada vez que el Señor pronunció esas palabras, se cumplió Su promesa de cuidado y de fidelidad. Él nos ha dicho lo mismo a nosotros, Su pueblo, con la seguridad de que Cristo estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).

La Biblia nos presenta innumerables episodios donde el llamado de Dios a no temer fue la clave para que hombres y mujeres de fe pudieran enfrentar gigantes, ejércitos, cárceles y aun la muerte misma. Uno de esos momentos memorables ocurrió cuando Moisés, ya cercano a su partida, presentó públicamente a su sucesor Josué como nuevo líder de Israel. El pueblo debía entrar en la tierra prometida y conquistar territorios llenos de adversarios más poderosos en apariencia. En ese momento, Moisés declaró palabras cargadas de ánimo y confianza para Josué y para toda la congregación:

6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar.

8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.

Deuteronomio 31:6-8

Este mismo mensaje resuena con fuerza hoy en nuestras vidas. Como hijos de Dios, nos enfrentamos a gigantes modernos: enfermedades, deudas, inseguridad, persecución, problemas familiares o el futuro incierto. Y aun cuando pareciera que estamos solos en medio de nuestras batallas, la promesa de Dios sigue vigente: Él no nos dejará ni nos desamparará. El mismo Dios que abrió el mar Rojo y derribó los muros de Jericó, es el que pelea nuestras batallas en lo secreto y nos sostiene cuando sentimos que vamos a caer.

Recordemos también las palabras del profeta Isaías: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). Esta declaración divina es un ancla firme en tiempos de tormenta. Nos recuerda que el temor no debe dominar nuestros pasos, porque el poder y la gracia de Dios son más grandes que cualquier circunstancia que enfrentemos.

Jesús mismo, al estar con sus discípulos en medio de una tempestad en el mar, les dijo: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” (Mateo 8:26). Estas palabras no fueron una reprensión para humillarlos, sino un llamado a despertar su confianza en Aquel que tiene poder sobre los vientos y el mar. De la misma manera, cuando atravesamos momentos de desesperación, Cristo nos invita a no temer, porque Su presencia calma nuestras tormentas.

Querido hermano y hermana, tal como Josué recibió ánimo para conquistar la tierra prometida, también nosotros recibimos hoy un llamado a la fe. Sí, habrá obstáculos, habrá noches oscuras y luchas intensas, pero ninguna de ellas es mayor que el Dios que camina con nosotros. Él es fiel a Su palabra y jamás abandona a los que confían en Él.

Así que, no desmayemos, no dejemos que el temor nos paralice. Sigamos creyendo firmemente en la promesa del Señor: Él va delante de nosotros, como poderoso gigante, y nos sostiene con Su mano. Cuando sientas que el miedo toca tu puerta, recuerda estas palabras: “No temas, porque Yo estoy contigo”. Esa es la voz de nuestro Padre eterno, que nunca falla y que siempre cumplirá lo que ha prometido.

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