El mismo Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Cristo es vida, y no es algo anticuado servirle, tampoco es perder el tiempo, al contrario, en Cristo hemos encontrado lo que nunca habíamos encontrado en nada: «Vida».
Los apóstoles y la iglesia primitiva tenían muy claro que Cristo era la vida misma, ya que estaban dispuestos a morir por Él, ya que sabían que si morían por Cristo, de todas formas eso les produciría vida, y lo cierto es que aquellos que mueren en Cristo no lo hacen eternamente, sino que viven en Él eternamente.
La Biblia dice:
19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,
20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Filipenses 1:19-21
Pablo no veía la muerte como una derrota para el cristiano, más bien, lo veía como una recompensa y ganancia a la vez, pues el estar inmediatamente con el Señor era un premio para el apóstol.
En segundo lugar, Pablo no le temía a la muerte, porque Él estaba seguro a donde iría a la hora de morir. ¿Estamos nosotros seguros como él? Pues, intentemos estar seguros, porque nuestros peregrinaje en este mundo no debe ser en vano.