Icono del sitio Restablecidos

Tres versículos de la Biblia que nos hablan de la necesidad de Dios

Versículos sobre la necesidad de Dios

El 2019 necesitábamos a Dios y este 2020 necesitamos aún más de Él, y es que necesitar a Dios no es algo que termine, es algo progresivo, algo que siempre va a estar ahí, porque dependemos totalmente de Él. Basados en esa necesidad de Dios, a continuación les presentamos algunos versículos de la Biblia que nos hablan de esa gran necesidad por Dios que tuvieron los antiguos y que nosotros hoy en día también tenemos.

Nuestra dependencia del Señor no se limita a un momento de la vida, sino que debe ser constante. Muchas veces creemos que solo en los tiempos difíciles debemos acercarnos a Él, pero la verdad es que cada día necesitamos de su presencia. En medio de nuestras alegrías, de nuestras victorias y también en las pruebas, Dios debe ser nuestro refugio y nuestro sostén. Reconocer esa necesidad nos ayuda a ser humildes y a depender completamente de su amor y de su misericordia.

Que esa sed por Dios sea aumentada este 2020

¿Cuál fue tu nivel de espiritualidad el 2019? Te aseguro que fue mucho, pero, ¿de qué manera expresaste esa necesidad por Dios? Una meta a trazar es que este 2020 esa necesidad por Dios sea expresada así como lo hacía el salmista, expresando esa necesidad de no querer estar lejos de Dios ni de su casa.

-->

1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Salmos 42:1

Este pasaje es una muestra clara de cómo debe ser nuestra relación con Dios: una búsqueda incesante, un clamor continuo, como el ciervo que no puede vivir sin el agua. Así también nosotros no podemos vivir sin la presencia del Señor. Cuando reconocemos nuestra sed espiritual, encontramos en Él la verdadera fuente que sacia y que nos fortalece para enfrentar cualquier situación.

Si deseamos crecer espiritualmente, debemos hacer un esfuerzo consciente por aumentar nuestra comunión con Dios. Esto se logra mediante la oración diaria, el estudio de la Palabra y el congregarnos con nuestros hermanos en la fe. Así como el cuerpo necesita alimento físico, nuestra alma necesita alimentarse del Espíritu de Dios. No permitamos que la rutina o las preocupaciones de la vida nos aparten de lo más importante: la búsqueda de nuestro Creador.

Dios es nuestro guía

A veces nos vemos envueltos en tantas cosas en nuestro día a día que se nos olvida que Dios debe ser el timón de todos nuestros planes, que necesitamos de su consejo, puesto que somos humanos y podemos errar, pero Dios es soberano y tiene lo mejor para nosotros. De manera que, debemos proponernos dejarnos guiar por Dios.

Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.

Jeremías 10:23

El profeta Jeremías reconocía que el ser humano, por más que planifique y organice su vida, no tiene el control absoluto de su destino. Solo Dios conoce lo que vendrá y solo en sus manos podemos estar seguros. Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de buscar la dirección de Dios antes de tomar decisiones importantes, ya sea en el área familiar, laboral o espiritual.

Cuando dejamos que Dios sea nuestro guía, aprendemos a confiar más en su voluntad que en nuestras propias fuerzas. Él abre puertas que nadie puede cerrar y nos guarda de caminos peligrosos. En tiempos de incertidumbre, escuchar su voz nos da paz, pues sabemos que el que dirige nuestra vida es fiel y nunca se equivoca.

Usa tu dinero medidamente, pídele dirección a Dios

¿Te ha bendecido Dios económicamente? Independientemente de que esa bendición sea de poco o de mucho según tu necesidad, agradece a Dios, sé un buen administrador de los bienes que el Señor te permite tener.

Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.

Esdras 7:18

La Biblia nos recuerda constantemente que todo lo que poseemos proviene de Dios. Por eso, la administración de nuestras finanzas debe estar sujeta a su voluntad. No se trata de cuánto tengamos, sino de cómo usamos lo que Él nos da. Ser agradecidos, generosos y sabios en la manera de gastar es una señal de que reconocemos a Dios como el dueño de todo.

También debemos recordar que las riquezas terrenales son pasajeras, pero lo que sembramos en el reino de Dios permanece para siempre. Cuando administramos con sabiduría, no solo aseguramos el bienestar de nuestra familia, sino que también podemos bendecir a otros, extendiendo así el amor de Cristo a los necesitados. De esta manera, mostramos que no confiamos en el dinero, sino en el Dios que provee.

Conclusión

El 2020, al igual que cada año de nuestras vidas, representa una nueva oportunidad para acercarnos más a Dios. Que nuestra sed espiritual sea aumentada, que dejemos que Él guíe cada paso que demos y que incluso en el manejo de nuestras finanzas busquemos su dirección. Necesitamos de Dios ayer, hoy y siempre, porque sin Él nada somos. Mantengamos firme la decisión de depender plenamente de su presencia, confiando en que sus promesas son fieles y verdaderas.

Esta es la verdadera predicación
Tu amor nos sostiene y nos alumbra
Salir de la versión móvil