Dios es restauración y amparo en tus dificultades

Dios es nuestro amparo y fortaleza. La afirmación anterior es una gran verdad. A través de todos los momentos críticos que llegan a nuestras vidas, Él siempre está presente y nos ayuda. Aun en medio de la tormenta más fuerte, el Señor es refugio seguro para quienes confían en Él. El salmista declaró en el Salmo 46:1: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Esa promesa sigue vigente hoy y debe llenarnos de confianza.

El amparo de Dios es lo mejor que puede tener un ser humano en su vida porque nadie hará un sacrificio por ti como el que hizo el Señor para que seamos restaurados y perdonados de nuestros pecados. Jesús entregó su vida en la cruz, derramó su sangre y soportó el peso de la humanidad caída para que pudiéramos ser reconciliados con el Padre. No existe amparo mayor que ese: el Hijo de Dios entregándose por amor.

El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.

Salmo 147:3

Dios en tu vida es un Dios Todopoderoso cuyas misericordias te acompañan todos los días, y te sostiene con su bondad y presencia. Él no abandona a los suyos, sino que se hace presente en cada detalle de la vida diaria. Cuando sentimos que todo se derrumba, Él nos recuerda que sus misericordias son nuevas cada mañana. Por eso debemos dar gracias a Dios continuamente, no solo por lo visible, sino también por lo que no vemos pero Él está obrando en silencio.

¿Quién restaurará nuestras vidas sino Dios? Él es quien tiene el poder de ayudarnos. No hay otro que pueda dar fuerzas a nuestro espíritu como Él. Los hombres pueden ofrecer palabras de consuelo, pero solo el Señor puede sanar las heridas más profundas del corazón. Él conoce nuestro dolor, entiende nuestras lágrimas y fortalece lo que parecía quebrado. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad, y es en esos momentos de fragilidad donde más claramente vemos su gracia.

Seamos fieles a Él y rindamos todo nuestro ser aunque estemos decayendo. Aunque no tengamos fuerzas para continuar y nuestro espíritu esté abatido, no dudemos que Dios nos levantará y nos restaurará para que así podamos avanzar en los caminos de nuestro amado Señor Jesús. Su fidelidad no depende de nuestra condición, sino de su amor inmutable. Él siempre está dispuesto a darnos nuevas oportunidades, a levantarnos cuando hemos caído y a guiarnos otra vez hacia la senda correcta.

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias.

Lamentaciones 3:22

Ninguna persona puede sostenerse o restaurar su propio espíritu por sí misma. Nadie puede conseguir fuerzas suficientes para avanzar en el camino de la salvación. Por eso tenemos a Dios, quien nos da aliento y palabras de verdad. Él nos ha hecho promesas firmes que cumple en su debido tiempo. El profeta Isaías también lo afirmó: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:29). Ese es nuestro Dios: poderoso para sostenernos cuando más lo necesitamos.

Te invitamos a que confíes en el Señor plenamente y Él te sostendrá. No confíes en ti mismo, pues con tus propias fuerzas no podrás hacer nada, sino que es Dios, en su infinita misericordia, quien te ayudará en toda tu trayectoria. El que se apoya en sí mismo termina agotado y frustrado, pero el que descansa en Dios encuentra paz y dirección. No es casualidad que Jesús dijera: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Él es nuestro descanso verdadero.

Haz todo conforme a Su voluntad, camina bajo sus estatutos y pon cada día Su nombre por todo lo alto. Esa es la manera de vivir bajo el amparo divino: someternos a Su guía y reconocerle en todo lo que hacemos. Pídele a Dios que su maravillosa misericordia te cubra como una sombrilla en tiempo de lluvia, que su gracia sea tu refugio constante. Aunque el mundo se agite, los que permanecen en Cristo pueden vivir confiados. Confía en Dios y Él te ayudará; su brazo no se ha acortado para salvar, ni su oído se ha endurecido para oír. Él sigue siendo el mismo refugio seguro de ayer, de hoy y por siempre.

Un sacrificio con amor para Dios
Todos los tengan necesidad del Señor, serán saciados