La creación bajo los estatutos de Dios

El Señor es recto en sus caminos, de igual manera deja su Santa Palabra que todo aquel que no le ha seguido aprenda de sus caminos y pueda andar en sus sendas con rectitud. Dios es Dios y a Él debemos obedecerlo.

El carácter de Dios es inmutable y perfecto, y sus caminos son un reflejo de su santidad. Cuando la Biblia afirma que Él es recto, nos recuerda que no hay sombra de injusticia en sus decisiones ni en sus mandamientos. Por eso, cuando el ser humano decide caminar en obediencia a Él, está eligiendo la vida, la bendición y la paz. Seguir sus caminos no es simplemente una opción más en la vida, sino la garantía de vivir bajo la protección de Aquel que todo lo sabe y todo lo gobierna.

Si andamos bajos los estatutos de Dios, entonces aprenderemos muchas cosas que antes de conocer a nuestro Señor no podíamos dominar, ni entender. Por eso así como le enseñaba a su pueblo, hoy día también nos enseña a nosotros también para que podamos encontrar salvación y vida eterna.

Los estatutos divinos no están diseñados para limitarnos, sino para darnos verdadera libertad. Aquello que antes parecía imposible de vencer —como el pecado, los malos hábitos o la confusión espiritual— se vuelve posible cuando sometemos nuestra vida a la dirección de Dios. Así como en el pasado Él instruía a Israel con amor y paciencia, hoy también lo hace con cada creyente, para guiarnos al camino de la salvación y mostrarnos el valor de la vida eterna en Cristo.

Aprendamos de los caminos rectos de Dios, toda su creación ande bajo los estatus de Dios, actúe con amor, sea obediente en todo lo que el Señor nos ha ordenado. No seamos ignorantes de la Palabra fiel que Dios ha puesto delante de nosotros, sino que seamos sabios y tomemos los consejos para que nos pueda ir bien.

Cada vez que practicamos la obediencia a los mandamientos divinos, no solo honramos a Dios, sino que también cultivamos un carácter íntegro y lleno de amor hacia los demás. Ignorar la Palabra trae consecuencias dolorosas, pero aceptar sus consejos nos abre las puertas de una vida plena y bendecida. El llamado es a no vivir en la ignorancia espiritual, sino a abrazar con sabiduría la enseñanza que el Señor nos ha dejado en las Escrituras.

8 Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

9 Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.

Salmos 25:8-9

Muchas personas entienden y son sabios a la hora de Dios hacerle el llamado para que anden sus caminos rectos delante de Él. Estos son muy obedientes y hacen lo que Dios le ordena, pero otros, por el contrario, hacen cosas peores e ignoran todo lo que Dios les ha pedido que hagan.

El salmista nos recuerda que la bondad y rectitud de Dios están disponibles para todos, incluso para los pecadores. La diferencia está en la respuesta del corazón humano: unos aceptan con humildad y fe, mientras que otros endurecen su corazón. Aquellos que obedecen, experimentan el gozo de vivir guiados por el Espíritu Santo; los que ignoran la voz de Dios, se pierden la oportunidad de ser transformados y vivir en comunión con Él.

¿Por qué sus caminos son buenos y rectos? Estos caminos nos conducen directo hacia la vida eterna, la cual nos da paz por los siglos de los siglos.

Los caminos de Dios son rectos porque se fundamentan en la verdad absoluta y en la justicia perfecta. A diferencia de los caminos humanos, que suelen estar marcados por la corrupción y la injusticia, los caminos de Dios llevan a la vida eterna y a una paz que trasciende toda circunstancia terrenal. En ellos encontramos refugio seguro y la certeza de que nuestro destino final está asegurado en Su presencia.

Dios ve a esas personas que no quieren andar bajo sus estatutos como personas desobedientes, con falta de humildad. Dios los mira de lejos, pero a los que entienden sus Palabras y llevan sus estatutos, a estos Dios lo mira de cerca.

La desobediencia y la soberbia nos alejan de la gracia divina, pues Dios no puede ser burlado. Sin embargo, cuando nos humillamos y decidimos caminar bajo sus principios, Él se acerca con amor y misericordia. El contraste es claro: la distancia de Dios hacia el desobediente y la cercanía hacia el humilde. Por eso, nuestra actitud frente a Su Palabra define la calidad de nuestra relación con Él y las bendiciones que disfrutamos en nuestra vida.

Conclusión

Los caminos de Dios son buenos y rectos porque reflejan su carácter perfecto y santo. A través de su Palabra, Él nos invita a dejar la desobediencia y el orgullo para abrazar la humildad y la obediencia. Caminar bajo sus estatutos no solo nos conduce a una vida de paz y propósito en esta tierra, sino que también nos prepara para la eternidad junto a Él. El reto para cada creyente es decidir hoy mismo si quiere caminar en la luz de Dios o continuar en la oscuridad del mundo. Que nuestra respuesta sea la de un corazón humilde que busca siempre la dirección del Señor.

La oración de los rectos es su gozo
Dios, Tú eres el amparo del huérfano