Siempre debemos ser buenas personas con los demás, es decir, ser bondadosos, porque no sabemos si un día podremos necesitar de algo o de alguien en caso de encontrarnos en alguna situación.
La Palabra de Dios nos manda a ser buenas personas, que si vemos a alguien enfermo o necesitado, ayudarlo, y es bueno que siempre seamos buenos samaritanos. Por eso te traemos 7 Cosas sobre la historia del buen samaritano.
El relato del buen samaritano es una de las enseñanzas más profundas que Jesús compartió. No solo se trata de un hombre que ayuda a otro, sino que encierra una gran lección sobre el amor al prójimo, la compasión y la verdadera práctica de la fe. Cada detalle de la historia refleja cómo debemos comportarnos en la vida diaria, porque no basta con conocer la Palabra, también debemos vivirla. A continuación veremos algunos aspectos importantes de este pasaje bíblico.
1- Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó
El protagonista de esta historia venía desde Jerusalén hasta Jericó
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó,
Este detalle no es casualidad. Jerusalén se encontraba en una posición alta y Jericó más abajo, lo que implicaba un camino peligroso, lleno de riscos y escondites donde los ladrones podían atacar. Muchas veces el camino de la vida se parece a ese trayecto: está lleno de obstáculos, pruebas y situaciones que nos hacen vulnerables. Sin embargo, es allí donde Dios quiere mostrar su gracia.
2- El hombre fue asaltado
La Biblia relata que este hombre que salió de Jerusalén a Jericó se encontró con ladrones los cuales le dejaron golpeado y le despojaron de sus pertenecías. Este hombre estaba allí casi como muerto.
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Lucas 10:30
El hombre no solo fue asaltado materialmente, también fue herido físicamente y emocionalmente. Así sucede con muchos hoy día: no solo enfrentan carencias económicas, sino también heridas internas. Esta parte del relato nos recuerda que el pecado y la maldad dejan a las personas sin fuerzas, y que solo la misericordia puede devolver la esperanza.
3- Fue dejado como muerto
En la parte final de Lucas 10:30 dice que los ladrones dejaron al hombre como muerto.
El abandono es una de las peores experiencias que un ser humano puede sufrir. El hombre estaba tendido sin que nadie se preocupara por él, reflejando la frialdad de un mundo donde muchos prefieren ignorar al necesitado. Esto nos hace reflexionar: ¿cuántas veces hemos visto personas en necesidad y hemos decidido pasar de largo?
4- No había nadie. Estaba solo
Dios conoce cada de una de nuestras intenciones, este hombre a pesar de que estaba golpeado y muy maltratado él quizás pensó que era su ultimo día. Pero Dios envió a alguien en su socorro.
Cuando nos sentimos solos y sin fuerzas, debemos recordar que Dios nunca nos abandona. Aun cuando parezca que nadie está a nuestro lado, Él siempre envía la ayuda necesaria, muchas veces en formas que no imaginamos. La soledad es temporal cuando la presencia de Dios está con nosotros.
5- Un levita le vio tirado y golpeado y no le ayudó
La Biblia dice que de camino pasó un levita y vio a este hombre tirado, pero este levita vio a este hombre herido y pasó de largo y no le ayudó. Estas cosas suelen pasar muchas veces. Jesús dice estas palabras para este hombre que era intérprete de la ley y para que los que le rodeaban pudieran entender que si no hacían estas cosas no podrían entrar en el reino de Dios.
Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Lucas 10:32
El levita representa a quienes tienen conocimiento religioso, pero carecen de compasión. Tener religión sin amor es como un cuerpo sin vida. La enseñanza aquí es clara: no basta con profesar fe, debemos practicarla en acciones concretas de misericordia hacia quienes sufren.
6- Pasó un buen samaritano y le ayudó
Otro hombre pasaba en la misma dirección donde estaba el hombre que había sido atacado por ladrones, este le vio tirado en el suelo y muy herido. El samaritano cuando lo vio, fue movido a misericordia y luego tomó a aquel hombre y le puso vino y aceite y lo montó en cabalgadura y lo llevó a un lugar seguro, para que a este se le diera mejor atención. Incluso este hombre pagó para que un mesero lo atendiese y le dijo: Si gastas más pues te lo regresaré cuando vuelva. Este en verdad tuvo misericordia.
Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. Lucas 10:35
Este samaritano no conocía al herido, pero decidió ayudarlo. Aquí vemos el verdadero amor cristiano: actuar sin esperar nada a cambio. La misericordia es la marca distintiva de los hijos de Dios. Jesús usa la figura del samaritano porque para los judíos era impensable que alguien considerado “enemigo” fuera quien mostrara compasión. Así nos enseña que la verdadera bondad trasciende prejuicios y barreras sociales.
7- El buen samaritano pagó para que cuidaran al hombre golpeado
A pesar de que este hombre iba de camino a otro lugar, dejó dinero para que alguien lo cuidara y prometió reponer el dinero si gastaban de más para cuidarlo. Este buen samaritano estaba dando a entender que aunque Él iba para otro lugar, este volvería para dar seguimiento a la recuperación de este hombre.
La misma Biblia nos manda a ser misericordiosos con los demás, a tratar los demás como nos gusta que nos traten a nosotros. Amar al prójimo.
El buen samaritano no solo actuó en el momento, también pensó en el futuro de aquel hombre. Su ejemplo nos invita a practicar un amor constante y responsable, que no abandona a la persona en el primer paso de ayuda, sino que da seguimiento. Este relato bíblico es una invitación a vivir el evangelio en lo cotidiano, mostrando misericordia con acciones.
Conclusión
La historia del buen samaritano nos enseña que ser cristiano no se trata solo de palabras, sino de acciones. Dios nos llama a amar sin condiciones, a tener un corazón sensible y a ser instrumentos de su misericordia en este mundo. Cada vez que ayudamos a alguien en necesidad, estamos siendo verdaderos discípulos de Cristo. Que podamos vivir imitando el ejemplo del buen samaritano, porque al final, lo que cuenta no es cuánto sabemos de la Palabra, sino cuánto la ponemos en práctica en nuestra vida diaria.

