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El Señor es su esperanza: 7 versículos de la Biblia sobre los pobres

La Biblia está llena de referencias positivas a los pobres, resumidas en la primera de las Bienaventuranzas de Jesús en el sermón del monte.

Es el pobre junto con los pecadores del mundo a quienes Jesús vino a salvar. No fueron los ricos, ni los poderosos de la tierra quienes recibieron el mayor énfasis del ministerio de Cristo, sino aquellos que el mundo había despreciado. Jesús se acercó a los marginados, a los olvidados, a los que no tenían nada para ofrecer, y en ellos mostró la grandeza de la gracia de Dios. Esto nos recuerda que en el reino de Dios no se mide la riqueza en términos humanos, sino la disposición del corazón.

Sin embargo, el mundo de hoy está lleno de pobreza, financieramente y espiritualmente. La falta de recursos materiales trae sufrimiento, hambre e injusticia, pero la falta de recursos espirituales es todavía más peligrosa porque conduce a la muerte eterna. La Biblia nos enseña que ambas formas de pobreza están presentes, pero también nos recuerda que en Cristo los pobres encuentran consuelo, esperanza y dignidad. La iglesia está llamada a ser un canal de bendición, extendiendo misericordia en lo físico y proclamando salvación en lo espiritual.

Entonces, ¿qué dice la Biblia acerca de los pobres? Hay muchos versículos sobre los pobres en la Biblia, pero a continuación te dejaremos siete de ellos con un breve comentario en cada uno, para comprender mejor el corazón de Dios hacia los más necesitados:

1 – De los pobres en espíritu es el reino

Coalición por el evangelio nos da la siguiente definición de «pobre en espíritu»: Es una persona que reconoce su miseria espiritual en la presencia de Dios. Un pobre en espíritu es quien sabe que está arruinado espiritualmente cuando estamos sin Dios. Es quien que está desprovisto de toda virtud y reconoce su pobreza total ante el Señor. Teniendo esto en cuenta:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo 5:3

Si bien todos somos miserables espiritualmente, solo aquellos que se dan cuenta de esto y lo reconocen, esos son los pobres en espíritu y es para ellos la promesa de la segunda parte de Mateo 5:3 que dice que de ellos es el reino de los cielos. Reconocer nuestra miseria es el primer paso para recibir la abundancia de la gracia de Dios.

2 – Tesoros en el cielo

La Biblia nos enseña en distintos lugares que es mejor hacer tesoros en el cielo, pues el tesoro de la tierra perece, mas el tesoro de los cielos permanece para siempre. Jesús mismo confrontó al joven rico porque su corazón estaba aferrado a lo material, y le mostró que la verdadera riqueza estaba en compartir con los necesitados y seguirle de manera incondicional.

Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.

Marcos 10:21

3 – Buenas nuevas a los pobres

Jesús vino a dar buenas noticias a los pobres, así dijo él cuando leyó el siguiente pasaje de Isaías en la sinagoga. No se trataba de un simple discurso, sino de la declaración de su misión: llegar a quienes el mundo consideraba sin esperanza. Su mensaje es para los quebrantados y oprimidos, y su poder transforma vidas enteras.

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;

Lucas 4:18

4 – No cierres tu mano contra el pobre

No te hagas el ciego ante las necesidades de las personas con menos recursos de tu ciudad, no endurezcas tu corazón, no cierres tu mano contra ellos. La compasión y la misericordia deben reflejarse en acciones concretas, pues Dios nos bendice para que seamos de bendición a otros. El pueblo de Israel recibió este mandato, y sigue siendo válido hoy para nosotros.

Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre,

Deuteronomio 15:7

5 – La salvación del pobre

El Señor nuestro Dios escucha los gemidos de aquellos necesitados, y un día se levantará por el clamor de ellos, para ponerlos a salvo. El clamor del pobre no queda sin respuesta, porque Dios es justo y fiel. Cuando los hombres ignoran las súplicas de los débiles, el Señor mismo promete intervenir para rescatar a los que confían en Él.

Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira.

Salmos 12:5

6 – El Señor es la esperanza del pobre

Aunque muchos se burlen del pobre y lo opriman, nuestro Dios de los cielos es la esperanza de ellos. El mundo desprecia, pero Dios exalta. Los hombres pueden cerrar puertas, pero el Señor abre ventanas de bendición para quienes dependen de Él. La esperanza del pobre no está en la ayuda humana, sino en la fidelidad del Dios eterno.

Del consejo del pobre se han burlado, Pero Jehová es su esperanza.

Salmos 14:6

7 – Si das al pobre, a Jehová prestas

Nunca le niegues una mano amiga a un pobre, porque cuando le das al pobre, le estás prestando a Dios, y si le prestas a Dios, ¿no te devolverá multiplicado el favor que hiciste por el pobre? Cada acto de generosidad es notado por el Señor, y Él mismo promete recompensar al que muestra misericordia. Esto nos recuerda que ayudar al necesitado no es una pérdida, sino una inversión en lo eterno.

A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.

Proverbios 19:17

Conclusión

La Biblia es clara: el corazón de Dios siempre ha estado inclinado hacia los pobres y necesitados. Lejos de ignorarlos, el Señor se identifica con ellos y nos llama a nosotros a hacer lo mismo. Jesús mismo fue pobre en esta tierra para enriquecernos con su gracia, y nos enseñó que la verdadera grandeza está en servir. Como creyentes, no podemos cerrar nuestros ojos ante la realidad del sufrimiento, ni espiritual ni material. Debemos reconocer que en Cristo todos somos pobres sin Él, y que su gracia es suficiente para levantarnos. Que cada versículo recordado nos mueva a la acción, a la compasión y a la generosidad, sabiendo que en servir al pobre estamos sirviendo a Dios mismo.

No busques un milagro, busca al Hombre de los milagros
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