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Él hace grandes cosas que nosotros no entendemos

Él hace grandes cosas que nosotros no entendemos

Un Dios maravilloso, poderoso, majestuoso y que controla todas las cosas. Él hace cosas que nosotros no entendemos, pero que algún día podremos entender por qué el Señor lo hizo así. Sus caminos son más altos que los nuestros, y sus pensamientos son mucho más profundos que los del hombre. Aunque nuestra mente es limitada, el corazón de fe nos lleva a confiar en que nada de lo que ocurre está fuera de sus planes, y que aún en lo que no comprendemos, su mano dirige la historia para bien de aquellos que le aman.

Les pondré un ejemplo de lo que la gente quiere y pide, estos les dicen al Señor «yo quiero un carro o una casa.» En realidad no está mal, el problema es que ellos piden, sin paciencia y con exigencia. Él es quien controla todo y por eso no debemos mandar a Dios como si fuera nuestro sirviente, lo bueno es pedir y esperar porque él hace como Él quiere y cuando Él quiere. A menudo confundimos la oración con una lista de deseos, pero la verdadera oración nace de un corazón que se somete a la voluntad de Dios, reconociendo que sus tiempos son perfectos. A veces pedimos con apuro y desesperación, pero el Señor nos invita a descansar en su soberanía, porque Él sabe lo que es mejor para nosotros.

Truena Dios maravillosamente con su voz;
El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.

Job 37:5

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Dios es bueno con cada uno de nosotros, Job tuvo una prueba tan grande que lo perdió todo, pero no renegó el poderío de Dios, ni le rechazó, sino que adoró su nombre y creyó en Él mientras pasaba su grande prueba. Job entendió que aunque la vida se llenara de dolor, la fidelidad de Dios permanecía. Y así también debemos aprender nosotros: que cuando la tormenta golpea, la fe se fortalece al recordar que el Señor sigue siendo Dios en medio del valle de lágrimas. Lo que parece pérdida, en las manos del Creador se transforma en victoria y en testimonio de su gracia.

Las obras hechas por sus manos demuestran su poderío, la naturaleza y todo lo que fue creado por Él le alaba en todo momento, por eso debemos clamar al Señor, darle gloria solo a Él. Los cielos cuentan su gloria, el firmamento anuncia la obra de sus manos, y cada detalle de la creación nos recuerda que existe un Diseñador que todo lo sostiene con su palabra. Desde la brisa suave hasta el estruendo de los mares, todo proclama que Él es soberano y digno de adoración. No hay nada que escape a su control, y en esa certeza descansa nuestro corazón.

Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra;
También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales.

Job 37:6

Así como todo ha sido creado por Él, Él tiene autoridad sobre todas las cosas, y hasta la naturaleza le obedece, porque Él es Dios. La nieve, la lluvia y los vientos responden a su voz. Cuando manda calma, hay paz; cuando ordena tormenta, se cumple su designio. Nosotros mismos somos testigos de que las estaciones y los tiempos cambian de acuerdo a su palabra. El mismo Dios que controla la creación también dirige los acontecimientos de nuestras vidas, y esa realidad nos debe llevar a confiar plenamente en su voluntad.

Así hace retirarse a todo hombre,
Para que los hombres todos reconozcan su obra.

Job 37:7

Si respiramos es porque a Dios le ha placido, si caminamos es porque Él tiene misericordia de nosotros cada día, porque sus palabras dicen que sus misericordias son nuevas cada día. Por este hecho demos gracias a Dios y esperemos en Él, porque Él sabe cuándo y por qué seguirá haciendo cosas que no entendemos. La vida misma es un milagro diario, y cada latido de nuestro corazón nos recuerda que dependemos enteramente de Él.

Muchas veces pensamos que controlamos nuestro destino, que somos dueños de todo lo que tenemos, pero la verdad es que cada respiro es un regalo de Dios. Nuestra tarea no es pretender entender todo lo que sucede, sino reconocer que hay un Dios que está por encima de todo, que obra de maneras misteriosas pero siempre justas. Lo que para nosotros parece una demora es en realidad un tiempo de preparación; lo que sentimos como pérdida puede ser el inicio de un plan mayor. Dios sabe lo que hace, y aunque nos cueste aceptarlo, siempre obra para nuestro bien.

Por eso, cuando las cosas no salgan como esperamos, no reneguemos, sino aprendamos a esperar en Él. Que nuestra fe no dependa de lo que entendemos, sino de lo que creemos: que Dios es bueno, que Dios es fiel, y que jamás abandona a los suyos. Él sigue siendo maravilloso, poderoso y majestuoso, y aunque no comprendamos ahora sus caminos, un día veremos claramente lo que hoy solo podemos contemplar con fe. Mientras tanto, adoremos y confiemos, porque su obra siempre es perfecta.

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