El Señor me librará de toda obra mala

Todos hemos escuchado sobre la vida del apóstol Pablo, de cuán valioso fue su ministerio, de como el Señor estuvo con él, pero otra cosa que también debemos resaltar es que este amado apóstol, mayor escritor del nuevo testamento, sufrió grandes vituperios por causa de Cristo. Es por ello que a continuación veremos unas palabras dichas por este hombre de Dios, que de una manera u otra nos confortarán en nuestra ardua carrera de la fe.

16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.

17 Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.

18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

2 Timoteo 4: 16-18

Este es uno de mis capítulos favoritos en todas las Escrituras y podría hacer mucho énfasis en cada uno de sus versos, pero aun siendo breve podríamos comprender mucho de este valioso texto. Para tener un mayor enfoque tenemos que irnos más atrás y recordar quién fue el apóstol Pablo, este hombre de Dios antes de ser cristiano fue un fariseo instruido a los pies de Gamalier, quien era uno de los maestros más respetados de su época. Pablo era altamente celoso de la ley y perseguía a los cristianos hasta llevarlos a la muerte.

Pablo fue un hombre respetado y que estaba bien posicionado, sin embargo, en este capítulo él se encuentra preso, tan pobre que tuvo que decirle a Timoteo:

Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.

2 Timoteo 4:13

Spurgeon decía que en las pequeñas cosas es de donde se sacan grandes significados, y con este verso pasa igual, quizá no veamos nada que decir sobre ello, pero es todo lo contrario, en este verso aprendemos que aquel hombre poderoso llamado Saulo de Tarso ahora se encuentra tan pobre en medio del invierno que no tiene siquiera un capote para cubrir su desnudez. Y no solo eso, sino que él con sus propias palabras dice: «En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta» (V 16).

Pablo tenía bien claro que independientemente de que todos lo hayan abandonado, de que estaba preso, con frío, con hambre, el Señor estaba a su lado para librarlo del mal. ¿Crees tú que el Señor está a tu lado cuando estás pasando por momentos difíciles? Es bueno que tengamos ese tipo de fe que tuvo el apóstol Pablo, que aún en su más débil situación se mantuvo creyendo en el Señor Jesucristo.

El ejemplo de Pablo nos enseña que el evangelio no se trata de una vida libre de pruebas, sino de una vida acompañada por la fidelidad de Dios. Muchos creyentes piensan que servir a Cristo es sinónimo de no tener dificultades, pero la vida del apóstol nos muestra lo contrario. Él mismo declara que fue azotado, encarcelado, apedreado y rechazado por causa del evangelio, y aun así no dejó de predicar con pasión. La grandeza de su ministerio no radicó en su comodidad, sino en la fortaleza que recibía del Señor en medio de la adversidad.

Cada verso de esta carta pastoral es un recordatorio de que, aunque los hombres fallen, Dios nunca falla. Pablo no guarda rencor hacia los que lo abandonaron, sino que ora para que no les sea tomado en cuenta. Esa actitud refleja el carácter de Cristo en su vida, pues el mismo Jesús, desde la cruz, pidió perdón por aquellos que lo crucificaban. De la misma manera, Pablo entendió que su misión era predicar el evangelio y depender únicamente de la gracia del Señor.

Además, podemos ver la importancia de la perseverancia en la fe. Pablo, aun en los últimos días de su vida, mantiene una confianza inquebrantable en la promesa de Dios: “El Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial”. Estas palabras no son una ilusión vacía, sino la certeza de alguien que ha experimentado en carne propia el poder de Dios. Así como libró a Pablo de la boca del león, también puede librarnos a nosotros de cualquier situación adversa.

Este pasaje también nos motiva a reflexionar sobre nuestra propia fidelidad. ¿Estamos dispuestos a mantenernos firmes en la fe aunque todos nos abandonen? ¿Seríamos capaces de mantenernos confiados en Cristo aun cuando nos sintamos desamparados? Pablo nos deja un legado de fe y confianza, recordándonos que el Señor siempre está presente, incluso en los momentos más oscuros.

Por último, este capítulo nos invita a darle toda la gloria a Dios. Pablo no se glorifica a sí mismo, sino que reconoce que todo lo que logró fue por la gracia del Señor. Al final, lo que realmente importa no son las comodidades terrenales, sino la seguridad de ser preservados para el reino eterno de Dios. Esa es la esperanza que debe sostenernos en medio de nuestras luchas y la certeza que debemos transmitir a otros con nuestras vidas.

Conclusión: La vida del apóstol Pablo es un ejemplo de fe, resistencia y entrega al Señor. Aunque sufrió abandono, frío, hambre y soledad, siempre reconoció que Dios estaba a su lado fortaleciéndolo. Que este pasaje de 2 Timoteo nos inspire a mantenernos firmes, confiados y agradecidos, sabiendo que, al igual que Pablo, también nosotros seremos preservados para el reino eterno. A Dios sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

La eterna misericordia del Señor
El Señor está atento a tu clamor