El Señor te da la victoria

Confía en Dios todo el tiempo, aunque estés pasando por momentos de dificultad. Dios te dará la victoria, porque solo en Él podemos vencer sin temor a nada, creamos en el Señor y veremos cosas grandes y maravillosa que Él nos dará.

Debemos confiar en aquel que nos puede dar la victoria. Dios grande y fuerte, el que nunca ha perdido una batalla, solo Él nos puede ayudar a vencer todo lo que se nos presenta en el camino. Él es un Dios valiente, victorioso en todas las batallas, y el que nos sostiene en medio de los momentos más oscuros para darnos la victoria.

No hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
Proverbios 21:30

Dios lo sabe todo, porque Él es el creador de todas las cosas. Solo Él sabe cuándo podemos obtener la victoria, y el mejor consejo lo da Dios, en quien podemos confiar plenamente. El hombre puede aconsejar, pero nunca tendrá la sabiduría y el entendimiento perfecto que tiene el Señor. Sus caminos son más altos que los nuestros, y sus pensamientos son más grandes que los nuestros.

Moisés y otros profetas que dirigieron al pueblo de Israel enfrentaron muchas batallas. Sin embargo, ellos no vencían por sí solos, sino que Dios los respaldaba. El Señor les mostraba la estrategia correcta, les decía cuándo salir, y cuándo atacar. La Biblia nos enseña que muchos alrededor de Moisés dudaban de lo que Dios decía, pero aun así, cuando obedecían, la victoria era segura.

Este pueblo, que había visto milagros y prodigios de la mano de Dios, muchas veces no creía que Él podía darles la victoria. Aun así, Dios les mostraba que su poder no depende de la multitud, ni de la fuerza humana, sino de su fidelidad y de su palabra que nunca falla.

El caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria.
Proverbios 21:31

Esta enseñanza nos recuerda que podemos prepararnos, organizar planes y alistarnos con todas nuestras fuerzas, pero la verdadera victoria proviene de Dios. No importa cuán grande sea nuestra preparación, si Dios no está con nosotros, no podremos avanzar. Pero si Él nos respalda, nada ni nadie podrá detenernos.

Si Dios no te ha dicho que salgas, entonces espera, porque salir sin su dirección puede ser un error. Pero si Dios te ha ordenado dar un paso, obedece sin temor, porque quien te envió te respaldará en todo momento. El Señor nunca envía a alguien a una batalla sin equiparlo y sin asegurar la victoria. Sus promesas son firmes y Él es fiel para cumplirlas.

No vayas a la batalla confiando únicamente en tus fuerzas o en tus capacidades humanas, ve cuando el Señor te diga: «Es hora de pelear porque yo te envié». Entonces podrás tener la seguridad de que en su nombre vencerás, y que el Dios Todopoderoso te dará la victoria, porque Él nunca falla. La clave está en confiar en su palabra, aunque las circunstancias parezcan adversas.

En nuestra vida diaria enfrentamos diferentes tipos de batallas: enfermedades, problemas familiares, dificultades económicas o luchas espirituales. Cada una de ellas puede parecer imposible de superar, pero debemos recordar que no estamos solos. El mismo Dios que dio la victoria a Moisés, Josué y David es el mismo que nos sostiene hoy. Él no ha cambiado y su poder sigue siendo el mismo.

Por lo tanto, la confianza en Dios no debe ser algo pasajero, sino un estilo de vida. Confiar en Él implica esperar con paciencia, actuar bajo su voluntad y creer firmemente que su respaldo es suficiente. Aunque la lógica humana nos diga lo contrario, debemos aferrarnos a lo que Dios ha prometido, porque Él es quien abre caminos donde no los hay.

Conclusión: La victoria no se gana con caballos, armas o estrategias humanas, sino con la presencia y la dirección de Dios. Si ponemos toda nuestra confianza en Él, veremos su mano obrando a nuestro favor y dándonos triunfos que jamás imaginamos. El Señor es nuestro refugio y fortaleza, nuestro escudo en el día de la batalla y quien asegura la victoria. Solo debemos confiar en Él y avanzar con fe.

Siempre hay una salida
El Señor es mi escudo