Todos hemos escuchado sobre Jonás y el gran pez, y es que esta historia nos la contaban en la escuela bíblica de pequeños, pero posiblemente no muchos de nosotros recordemos la oración que hizo Jonás cuando estaba en aquel gran pez, y es importante que sepamos sobre ello ya que a través de esa oración podemos entender que Dios libra a sus hijos de la angustia cuando confían en Él.
Jonás clamó diciendo:
1 Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez.
2 Dijo: «En mi angustia clamé al Señor, y él me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y tú escuchaste mi clamor.
Jonás 2:1-2
Debemos entender algo sumamente importante y es que en aquel momento Jonás no se encontraba en su habitación con la TV encendida mientras miraba el mundial de fútbol. Jonás para nada estaba cómodo, literalmente se encontraba dentro de un gran pez, ¿te imaginas en esa situación? Sé que nosotros muchas veces tenemos procesos de los cuales pensamos que nunca podremos salir, sin embargo, Dios nos da la salida a todo, y con esta historia de Jonás podemos comprender esto al máximo, su problema parecía que no tenía final, pero no hermanos, Jonás clamó a Dios y Dios le respondió.
«En mi angustia clamé al Señor y él me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y tú escuchaste mi clamor». No importa cuán fuerte sea el proceso en el que nos encontremos, no importa que pensemos que no tenemos salida, en Cristo hay salida para cualquier situación y problema, lo único que debemos hacer es clamar creyendo que Dios nos escucha y veremos la poderosa mano de Dios actuando a nuestro favor.
La oración de Jonás nos enseña que no existen barreras para que Dios nos escuche. Aun cuando él estaba en lo más profundo del mar, en un lugar oscuro y humanamente imposible, el Señor oyó su clamor. Esto nos recuerda que, sin importar las circunstancias, el oído de Dios siempre está atento al corazón humilde que se acerca a Él en sinceridad. Muchas veces pensamos que Dios solo escucha cuando estamos en un templo o rodeados de otras personas orando, pero la realidad es que Dios puede escuchar nuestras plegarias desde cualquier lugar.
Otro aspecto valioso es que Jonás había desobedecido al Señor al huir de la misión que le había sido encomendada, y aun así Dios lo escuchó. Esto nos muestra la gran misericordia del Padre, que no nos desecha cuando fallamos, sino que espera nuestro arrepentimiento genuino. La disciplina que Jonás experimentó no fue para destruirlo, sino para encaminarlo nuevamente en la voluntad de Dios. Así también sucede en nuestras vidas: los procesos difíciles que enfrentamos pueden ser usados por el Señor como instrumentos para moldear nuestro carácter y llevarnos de regreso a Su propósito.
Este pasaje también nos invita a reflexionar en nuestra actitud frente a la angustia. Muchas veces, cuando estamos pasando por pruebas, nos quejamos, nos enojamos o culpamos a otros. Jonás, en medio de su angustia, tomó la mejor decisión: clamar al Señor. Esa es la enseñanza que debemos aplicar. En lugar de desesperarnos y rendirnos, debemos levantar nuestra voz y confiar en que Dios escucha cada palabra, cada lágrima y cada suspiro. Nada pasa inadvertido delante de sus ojos.
Podemos ver que la oración no solamente cambia las circunstancias externas, sino también nuestro interior. Jonás salió del pez después de haber clamado, pero en ese proceso su corazón fue transformado. Lo mismo ocurre con nosotros: cuando clamamos a Dios, no solo buscamos soluciones, también experimentamos paz, confianza y la seguridad de que no estamos solos. La oración es un arma poderosa que fortalece nuestra fe y nos recuerda que Dios siempre tiene el control.
Hoy más que nunca debemos aferrarnos a esta enseñanza. Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre, problemas y angustias, pero tenemos la certeza de que Dios escucha el clamor de su pueblo. Así como Jonás fue librado de aquel vientre del pez, nosotros también seremos librados de cualquier situación que parezca imposible, siempre que confiemos en el Señor y nos acerquemos a Él con fe.
Conclusión: La historia de Jonás no solo es un relato de un profeta que fue tragado por un gran pez, es una enseñanza viva de que la oración en medio de la angustia tiene poder. Dios escucha a sus hijos aun en lo más profundo de sus crisis y responde conforme a su voluntad. No importa el tamaño de tu problema, si hoy clamas al Señor con fe, Él te escuchará y mostrará su misericordia. Así que, no dejes de orar, no pierdas la esperanza y recuerda que el mismo Dios que libró a Jonás, también puede librarte a ti.