Regocíjate de que tu nombre esté inscrito en los cielos

¿Recuerdas aquel día en que Dios te salvó? ¿Verdad que ese ha sido el día más grandioso de tu vida? Suponemos que debe ser el día más grandioso, puesto que fue un día sobrenatural, donde Dios rompió los paradigmas y desbarató las barreras que te separaban de Él. No creo que haya un día mejor que ese. Particularmente, el día que Dios me salvó sí que fue grandioso y me regocijo en ello y de la misma manera espero que usted también se pueda regocijar en ello.

Hay que hacer el paréntesis de que hay quienes tienen ministerios relucientes, y creen que su salvación concluye en eso, pero esto no es lo que más importa, pues, usted puede tener una vida exitosa pero esto no quiere decir que haya sido realmente salvo. ¿Qué nos hace salvo? Lo único que nos hace salvo son las obras de Cristo en la cruz, su sangre derramada, su resurrección de entre los muertos, no nuestras obras.

Sin duda alguna Cristo nos habló también de este tema y dijo:

Enséñame a hacer tu voluntad
Un sol de justicia para los que temen en su nombre