El camino a la muerte

Todo el tiempo el hombre tiende a pensar únicamente en sí mismo, caminando según lo que le parece correcto, tomando decisiones basadas en sus propios deseos y conveniencias. Este egoísmo lo lleva a actuar sin tomar en cuenta a Dios ni a su prójimo. Muchas personas, al carecer de amor verdadero, terminan maltratando a los demás sin compasión, sin medir las consecuencias de sus palabras y acciones. Es la naturaleza caída del ser humano la que lo impulsa a vivir centrado en sí mismo, buscando siempre su propio beneficio sin importar el daño que pueda causar a otros.

Como seres humanos no podemos guiarnos por nuestra propia sabiduría ni por nuestras fuerzas limitadas. Existe alguien infinitamente superior a todo lo que nos rodea, y ese es el Señor Dios todopoderoso. Es fundamental reconocer que, con nuestra propia capacidad, no podemos lograr nada de valor eterno. Cada día dependemos de la fortaleza que Dios nos concede para avanzar en el camino de la vida. Él es quien nos sostiene cuando desfallecemos, quien nos levanta cuando caemos y quien nos muestra la senda correcta cuando estamos confundidos.

Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.

Proverbios 16:25

Este versículo nos advierte de un peligro real: muchas veces pensamos que lo que hacemos está bien, que nuestros planes y decisiones son acertados, pero si no se alinean con la voluntad de Dios, terminan en destrucción. Hay personas que, aun recibiendo consejos y advertencias, deciden seguir confiando en su propio entendimiento. El resultado de esa obstinación es la caída, porque todo camino separado de Dios conduce a la perdición. La Escritura es clara: solo el sendero trazado por el Señor lleva a la vida, mientras que el camino del hombre, cuando se aparta de Dios, termina en muerte espiritual.

Dios es omnisciente y soberano. Nada se escapa de su conocimiento ni de su control. Él fue quien creó todas las cosas y, por lo tanto, tiene autoridad absoluta sobre ellas. Aun cuando los hombres se rebelan, la voluntad de Dios prevalece. Él conoce los pensamientos más ocultos del corazón humano y sabe con exactitud hacia dónde nos dirigimos. Por eso debemos confiar en su dirección y obedecer su Palabra, pues solo así podremos evitar los caminos de error.

El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.

Proverbios 16:26

El ser humano, en su afán egoísta, muchas veces trabaja solo para su propio beneficio, sin considerar a los demás. Vemos a diario personas que hablan sin compasión, que hieren con sus palabras y que actúan sin misericordia. Pero si Dios, siendo perfecto y santo, es paciente con nosotros y nos perdona, ¿cómo no vamos a perdonar nosotros a quienes nos ofenden? El perdón y la misericordia deben caracterizar a quienes dicen seguir al Señor. Una vida llena de rencor y odio no refleja el carácter de Cristo, mientras que una vida marcada por el perdón y la bondad muestra el fruto del Espíritu en acción.

La Biblia nos enseña que “de la abundancia del corazón habla la boca”. Esto significa que lo que expresamos con nuestros labios es un reflejo de lo que realmente hay en nuestro interior. Si el corazón está lleno de maldad, lo que saldrá será mentira, crítica, palabras hirientes y pensamientos destructivos. Muchas personas viven planeando el mal, buscando cómo dañar a otros, y esto ocurre porque no tienen a Dios en su corazón.

El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.

Proverbios 16:27

La Escritura describe con claridad la actitud del perverso: siempre está buscando cómo hacer daño. Pero aquel que ha entregado su corazón a Dios y ha decidido caminar en sus caminos no practica la maldad. El verdadero hijo de Dios se distingue porque no habla mentira ni destruye con su boca, sino que su vida refleja amor, paz, bondad, gozo y misericordia. Seguir el camino de Cristo transforma nuestra manera de pensar, hablar y actuar. Cuando decidimos caminar en el sendero que nos lleva a la salvación, dejamos atrás la maldad y abrazamos la vida abundante que solo Dios puede dar.

No te impacientes a causa de los malignos
Dios guardará en completa paz al que en Él confían