Nuestra confianza está en Aquel que lo puede todo, el Señor Todopoderoso, nuestro guardador fiel, quien nos protege en todo tiempo. Aun cuando atravesamos valles de sombra y de muerte, sabemos que su presencia está con nosotros, dándonos seguridad y sosteniéndonos en medio de la adversidad. El salmista nos recuerda que Dios no es un guardador ocasional, sino que permanece vigilante de día y de noche, cuidando de sus hijos en todo momento.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
Salmos 121:5
Es importante recordar que solo hay uno que está siempre pendiente de nosotros. Ni la familia más cercana ni los amigos más fieles pueden estar a nuestro lado todo el tiempo, pero Dios sí. Él nos cuida de todo mal y nos alerta cuando el enemigo quiere turbarnos con sus engaños. No estamos solos ni desamparados, porque bajo su sombra hay seguridad, y en su cuidado hallamos descanso verdadero.
El poder de Dios es tan grande que nada escapa a su control. El maligno puede intentar levantarse contra nosotros, pero Dios nos guarda de sus planes. Él está a nuestro alrededor como un escudo, y bajo su sombra encontramos refugio. No se trata de un cuidado pasajero, sino de una protección constante que no conoce interrupciones. El Señor vela por nosotros cuando trabajamos, cuando descansamos, cuando caminamos, y aun cuando dormimos, su mirada permanece fija en sus hijos.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Salmos 121:6
El salmista expresa que ni el sol ni la luna podrán dañarnos, porque el Creador de todo es nuestro protector. Es un recordatorio de que el poder de Dios trasciende toda la creación. Él gobierna sobre lo visible y lo invisible, sobre lo natural y lo espiritual. Si Dios controla los astros, los tiempos y las estaciones, cuánto más cuidará de nosotros, que somos su pueblo amado. Por eso, Él es digno de toda nuestra confianza y de suprema alabanza.
El rey David conoció lo que era sentirse perseguido, traicionado y agobiado por el mal. Sin embargo, en medio de esas circunstancias nunca dejó de acudir a Dios en oración. Reconocía que su fortaleza no estaba en sus ejércitos ni en sus recursos, sino en la mano poderosa del Señor. Esa dependencia lo sostenía y le daba la certeza de que, aunque muchos se levantaran contra él, Dios lo guardaría y lo levantaría en victoria.
Jehová te guardará de todo mal;
Él guardará tu alma.
Salmos 121:7
Este versículo nos recuerda que la protección de Dios no es solo física, sino también espiritual. Él guarda nuestra alma, la parte más valiosa y eterna de nuestro ser. El enemigo puede intentar dañar nuestro cuerpo, pero no puede tocar lo que pertenece a Dios. Nuestra vida eterna está asegurada en Cristo Jesús, y esa es la mayor garantía de protección que podemos tener.
Un ejemplo claro de la fidelidad de Dios lo vemos en la historia del pueblo de Israel. Cuando estaban bajo la esclavitud del faraón en Egipto, parecía imposible que pudieran ser libres. Pero con mano fuerte, Dios los sacó de aquel lugar y mostró su poder sobre los opresores. Aun cuando Israel fue incrédulo muchas veces, Dios permaneció fiel a su palabra y cumplió lo que había prometido. De la misma manera, podemos confiar que, si Él ha prometido guardarnos y sustentarnos, ciertamente lo hará.
Aunque el faraón se endurecía más y más, era Dios mismo quien permitía esa situación para mostrar su gloria y para que Israel reconociera que Jehová es el verdadero Dios. Esto nos enseña que incluso en las circunstancias difíciles, Dios está obrando para fortalecer nuestra fe y manifestar su poder.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.
Salmos 121:8
Qué promesa tan maravillosa. Dios no solo guarda momentos específicos de nuestra vida, sino cada salida y cada entrada, desde ahora y para siempre. Él es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en la tribulación. Jehová nos libra del lazo del cazador, de la peste destructora y de todo plan del enemigo. No importa quién se levante contra nosotros, porque tenemos a un Dios grande y fuerte que pelea nuestras batallas. Por eso, descansemos en su cuidado y vivamos con la certeza de que estamos en las manos del mejor guardador.