El tema de los «demonios» ha sido muy malinterpretado al igual que muchos otros temas. He escuchado personas decir que los demonios son «creación» de satanás, que tienen un aspecto tenebroso, entre otras cosas más. Lo peor es que cuando escuchamos a personas decir distintos nombres demonios, ¿de dónde lo sacan? Hay algo muy importante que debemos entender sobre los demonios y es que ellos son «ángeles caídos»: Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.» (Apocalipsis 12:9). La Biblia señala a los ángeles caídos como ángeles de satanás, más no como su creación.
En una ocasión Jesús reprendió un demonio y cuando le preguntó su nombre respondió: «Me llamo legión, porque somos muchos». (Marcos 5:9). Recordemos que estos ángeles caídos son creación de Dios, mas luego desobedecieron a su creador:
Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio; (2 Pedro 2:4)
¿Los demonios tienen nombre? Claro que sí, pues así como existe un ángel «Miguel» y «Gabriel» también aquellos ángeles que cayeron tienen su nombre, pero ¿estos nombres son lo que les dan hoy en día? Por supuesto que no. Hoy vemos predicadores pararse desde el altar con una lista de demonios, un ejemplo de algunos nombres son: «San Elías», «Varón del cementerio», entre muchísimos otros que no me tomaré la imprudencia de escribir. Esos nombres que hemos mencionado son nombres inventados por hombres. ¿Cómo un demonio se va a llamar «varón del cementerio» si el cementerio es algo inventado por el hombre y los ángeles caídos existieron mucho antes de existir el hombre?.
Debemos tener mucho cuidado con temas como estos. Los ángeles caídos o demonios tienen su nombre, mas la Biblia no registra ninguno de ellos. Dejemos de estar poniendo nombres a cosas o seres que nosotros no conocemos.
Es importante aclarar que la Biblia nunca nos anima a obsesionarnos con los demonios ni a investigar más allá de lo que Dios mismo nos ha revelado. La Escritura es clara al mostrarnos que el creyente no debe centrar su fe en lo que Satanás y sus huestes hacen, sino en la victoria que Cristo obtuvo en la cruz. Cuando nos enfocamos en crear listas interminables de nombres inventados, en realidad desviamos nuestra mirada de la verdad principal: Jesucristo venció al enemigo y tiene toda autoridad sobre el mundo espiritual. Por eso, la instrucción bíblica es resistir al diablo firmes en la fe (Santiago 4:7), no andar especulando acerca de cosas que desconocemos.
Otro punto relevante es que, al atribuir nombres falsos a los demonios, se puede caer en el error de darle más poder del que realmente tienen. Muchos cristianos, por desconocimiento, terminan temiendo a cosas inventadas por los hombres en lugar de confiar en el poder de Dios. Los demonios existen, pero no son omnipresentes, ni omnipotentes, ni omniscientes. Ellos no pueden compararse jamás con Dios. Son seres limitados que un día serán juzgados y condenados eternamente. Recordemos que Jesús mismo declaró que el lago de fuego fue preparado para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41). Eso significa que su destino ya está sellado, y no debemos vivir con miedo, sino con confianza en la victoria de Cristo.
Además, es bueno recordar que cuando la Biblia habla de los demonios, no lo hace con el fin de despertar morbo o curiosidad en los creyentes, sino con el propósito de advertirnos de su realidad y enseñarnos a estar alertas. El apóstol Pablo, por ejemplo, enseña que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12). Esto nos lleva a una conclusión clara: debemos vestirnos de toda la armadura de Dios y permanecer firmes, porque nuestra protección no está en el conocimiento de supuestos nombres, sino en la obediencia a Dios y en el poder de su Espíritu.
En conclusión, los demonios son ángeles caídos que se rebelaron contra Dios, no son creación de Satanás ni tampoco poseen nombres extraños inventados por los hombres. La Biblia no nos da un listado de nombres, y no lo necesitamos. Lo que necesitamos es mantener nuestra fe en Jesucristo, quien tiene toda autoridad y nos ha dado poder para resistir al enemigo. Dejemos de lado las especulaciones y centrémonos en la verdad que nos da vida: Cristo reina y el maligno ya está derrotado.