Siete mitos sobre el infierno

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Tenemos muchas personas que viven especulando con diferentes ideas acerca del infierno, y es bueno traer a colación cada una de estas cosas para que las sepamos identificar. Por eso hemos traído algunos mitos que las personas creen y son sumamente contrarios a lo que dice la palabra de Dios.

1 – El infierno existe, pero en esta vida, no en la otra

Muchas personas asumen que el infierno es la vida que estamos viviendo, y esto lo dicen por las diferentes adversidades que están pasando en el día a día. ¿Es esto cierto? Este es un punto que nos muestra la ignorancia que muchas personas pueden tener acerca de este o cualquier otro tema, ya que muchas cosas que son mitos la gente lo cree como si fuera realidad. La Biblia nos enseña:

Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed

Lucas 12:5

Las pruebas, el dolor o las injusticias que vivimos hoy son reales, pero la Escritura las presenta como temporales y distintas del juicio eterno. La vida presente incluye sufrimientos que Dios usa para moldear el carácter y llamar al arrepentimiento, mientras que el infierno es una realidad futura y definitiva, separada de toda posibilidad de cambio. Confundir ambas cosas no solo banaliza el mensaje bíblico, sino que también desdibuja la esperanza cristiana de una restauración completa en la presencia de Dios.

Además, si el “infierno” fuera esta vida, la obra redentora de Cristo perdería sentido, pues Su victoria no nos liberaría de ningún juicio venidero. El evangelio, en cambio, nos dirige a una esperanza que trasciende el presente: Dios juzgará con justicia, y en Cristo ofrece salvación ahora para escapar del juicio. Eso nos anima a enfrentar la adversidad con fe y a vivir con perspectiva eterna.

2 – Que satanás tiene su trono en el infierno

Una gran parte del círculo evangélico cree que satanás tiene su trono en el infierno y que él reina allí, sin embargo, sé que les parecería difícil entender que Dios es aquel quien reina incluso en el infierno. Él es el Creador del mismo (Mat.25:41), puesto que todas las cosas son sostenidas por Él y toda la tierra, el cielo y el infierno se deben postrar delante de aquel que reina y vive.

En el libro de Job 1: 7 podemos encontrar una conversación entre Dios y satanás en la cual claramente podemos notar que él está en la tierra y no en el infierno:

Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.

La imagen popular de un “trono” de satanás en el infierno proviene más de obras literarias y arte medieval que del texto bíblico. La Biblia lo describe como adversario activo en el mundo, tentando y oponiéndose a la obra de Dios, pero jamás como soberano del castigo eterno. El juicio pertenece a Dios, y el destino final del diablo no es gobernar el infierno, sino ser castigado en el lago de fuego. Esto subraya la soberanía divina: incluso los enemigos de Dios quedan sujetos a Su autoridad y serán juzgados por Él.

También es importante recordar que satanás no es omnipresente ni omnipotente. Atribuirle un “reino” absoluto en el infierno le concede atributos que la Escritura reserva solo para Dios. La perspectiva bíblica corrige nuestras imágenes culturales y nos llama a confiar en el señorío de Cristo sobre todo poder y autoridad, visibles e invisibles.

3 – El infierno tiene niveles de castigo

Mucha gente dice que las personas que son echadas en el infierno tienen diferentes niveles de sufrimiento, dependiendo cuan grande fue su pecado mientras estuvo en la tierra. La Biblia nunca nos dice esto, no habla de niveles de sufrimientos, para Dios el pecado es pecado y al final termina siendo transgresión de la ley de Dios y eso tiene su paga.

La idea de “pisos” o “círculos” con tormentos específicos popularizada por ciertas obras literarias no aparece en la Palabra. La enseñanza bíblica enfatiza la realidad del juicio y la separación eterna de Dios como la consecuencia última del pecado, más que un catálogo de penas graduadas. Lo esencial no es medir quién sufriría más o menos, sino reconocer la seriedad del pecado ante un Dios santo y la urgencia de buscar la gracia que solo Cristo ofrece.

Insistir en escalas imaginarias distrae del llamado bíblico: arrepentimiento, fe y vida nueva. La justicia de Dios es perfecta y no necesita nuestras especulaciones para ser respetable. Confiamos en que Su juicio será recto y verdadero, sin necesidad de detalles que la Escritura no revela.

4 – En el infierno te castigarán con lo que más te gusta hacer

Muchas personas dicen haber ido al infierno y visto allí diferentes personajes como Michael Jackson, Selena, el grupo The Beatles, entre otros, y supuestamente los han visto haciendo lo que les gustaba, pero en forma de tortura. ¿Será esto cierto? La Biblia tampoco nos habla de esto. Muchas de estas supuestas enseñanzas han sido sacadas de la historia de Dante y el infierno.

Los testimonios sensacionalistas y relatos extra bíblicos no pueden sostener doctrina. La revelación inspirada nunca define el castigo eterno como una caricatura de los gustos personales de cada pecador. Más bien, presenta el infierno como el justo veredicto de Dios y la separación definitiva de Su presencia. Por eso, en lugar de alimentar curiosidad morbosa, debemos examinar todo a la luz de la Escritura y aferrarnos a la verdad que salva.

Construir creencias sobre experiencias privadas abre la puerta al error. La fe cristiana se fundamenta en la Palabra de Dios, suficiente y confiable, que nos muestra el camino de salvación y nos advierte con claridad, sin adornos ni exageraciones humanas.

5 – Que son 7 infiernos

La Biblia no nos habla de diferentes infiernos, solo habla del «infierno».

La confusión suele venir de mezclar términos bíblicos y culturales. La Escritura usa palabras como Seol/Hades (mundo de los muertos) y “Gehena” (imagen de juicio), pero no presenta una pluralidad de “infiernos” compitiendo entre sí ni una estructura de siete niveles. Importar al pensamiento cristiano ideas de otras religiones o especulaciones es desviar la atención del mensaje central: hay un juicio real y una salvación real ofrecida en Cristo.

Mantener esta claridad terminológica nos ayuda a enseñar con fidelidad y a evitar mitos que añaden ruido al evangelio. Lo que la Biblia afirma es suficiente para llamar a la gente a reconciliarse con Dios hoy.

6 – Que satanás es quien lanza a las personas al infierno

La Biblia nos narra en el libro de Apocalipsis 20:15

Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

De manera que satanás no tiene ningún poder para lanzar a una persona al infierno.

El juicio final es prerrogativa exclusiva de Dios. La Escritura deja claro que la autoridad para juzgar y sentenciar pertenece al Señor, no al diablo. De hecho, el propio satanás será objeto del juicio divino. Esto nos libra de imaginarios en los que el enemigo aparece con un poder que no posee y nos recentra en la responsabilidad personal: lo decisivo es si nuestros nombres están escritos en el libro de la vida.

Esta verdad también consuela: el destino eterno no está en manos caprichosas, sino en el Dios justo y misericordioso que ya proveyó salvación por medio de Jesucristo. La puerta de la gracia está abierta ahora; mañana no está garantizado.

7 – Que un Dios amoroso no puede enviar personas al infierno

Muchas personas solo reconocen el atributo de Dios de «amor», sin embargo, a que Dios sea un Dios de amor, no significa que Él no envíe personas al infierno por su pecado. Apocalipsis 20:15 dice:

Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Este verso implica que los seres que no hacen la voluntad de Dios, un día serán lanzados a un fuego que nunca se apaga, y esto a pesar de que Dios es un Dios amoroso. Lamentablemente la paga del pecado es muerte.

El amor de Dios no contradice Su santidad ni Su justicia; justamente porque ama la verdad y lo bueno, Dios juzga el mal. El evangelio muestra cómo se encuentran estos atributos: en la cruz, la justicia de Dios fue satisfecha y Su amor se manifestó al entregar a su Hijo por nosotros. Quien rechaza ese amor permanece bajo condenación; quien cree en Cristo recibe perdón y vida eterna. Negar el juicio para salvar una idea sentimental del “amor” termina negando la seriedad del pecado y la necesidad de la cruz.

Recordar esto no es para desesperarnos, sino para impulsarnos a la fe. Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Hoy es día oportuno para responder a Su gracia y vivir en esperanza.

Conclusión

A la luz de la Escritura, los mitos sobre el infierno se derrumban cuando los comparamos con lo que Dios ha revelado. El sufrimiento de esta vida no equivale al infierno, Satanás no reina allí ni decide el destino de nadie, y la Biblia no autoriza fantasías populares como “niveles” de tormento o castigos personalizados. Más bien, la Palabra presenta el infierno como una realidad solemne ligada a la justicia divina: Dios, santo y soberano, juzga con rectitud, y el destino eterno no depende de relatos sensacionalistas, sino de si nuestros nombres están escritos en el libro de la vida.

Estas verdades no buscan alimentar el miedo, sino llamar al arrepentimiento y a la fe. El mismo Dios que advierte del juicio es quien, por amor, proveyó en Cristo el camino de salvación. La buena noticia del evangelio es que Jesús llevó la culpa del pecado en la cruz y ofrece perdón y vida eterna a todo aquel que cree. Por ello, la respuesta sabia ante estos mitos no es la curiosidad morbosa, sino volvernos a Dios, examinar las Escrituras y abrazar el señorío de Cristo.

Si este tema te inquieta, ora, abre tu Biblia y conversa con un pastor maduro. Hoy es un buen día para reconciliarte con Dios, afirmar tu esperanza en Cristo y compartir con otros la verdad que libera de engaños y conduce a la vida eterna.

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