Sobre los que se están «solidarizando» con Francia


asesinato etíopes

(www.restablecidos.com) — No, no nos equivocamos colocando la imagen de este artículo. La colocamos a propósito para ver cuántos se acuerdan. Muchos identificarán inmediatamente de qué se trata; otros quizá ni lo sepan. Es una escena dura, de esas que los medios internacionales mencionan muy poco, a pesar de que situaciones como esta suceden casi todos los días. Se trata de un recordatorio visual de algo que el mundo parece olvidar: la persecución, la violencia y la injusticia que viven miles de personas fuera de los focos mediáticos.

Para ponerlo en contraste, ayer en París hubo un ataque terrorista que estremeció a Europa: una cadena de atentados dejó más de 120 muertos, convirtiéndose en el atentado más grande ocurrido en Francia en la última década. Hubo explosiones provocadas por terroristas suicidas, escenas de pánico y dolor que rápidamente fueron cubiertas por todos los medios del planeta.

Al entrar hoy a Facebook, vi como miles cambiaban su foto de perfil añadiendo un filtro con la bandera de Francia. En Twitter, el hashtag #PrayForParis se hizo tendencia mundial. Los mensajes de apoyo se multiplicaron en todas las redes. Este tipo de solidaridad es bueno y necesario; sin embargo, no podemos ignorar un pequeño gran problema que salta a la vista cuando miramos más allá de Europa o Estados Unidos.

¿Por qué no vimos esa misma ola de solidaridad cuando fueron ejecutados los 30 etíopes de la imagen? ¿Por qué la vida de estas víctimas no generó el mismo eco en las redes, ni la misma reacción en los gobiernos, ni el mismo espacio en los noticieros? Hace apenas unos días, el Líbano sufrió un atentado con decenas de muertos y no hubo hashtag #PrayForLebanon, ni filtros con la bandera libanesa en Facebook. Día tras día, en Irak, Siria, Palestina, Nigeria, Sudán o Somalia, cientos pierden la vida a causa de la violencia, el extremismo y la guerra, pero el silencio internacional es abrumador.

Es como si el dolor ajeno valiera más o menos dependiendo de la geografía o del pasaporte. Tal vez, en esos países golpeados continuamente por la violencia, la muerte se percibe como “algo normal”, y por eso no provoca la misma sorpresa. Cuando ocurre una masacre en Europa o Norteamérica, nos escandalizamos porque no es común; sin embargo, ¿no debería dolernos igual cada vida perdida, sin importar dónde suceda?

No estamos en contra de mostrar solidaridad con Francia. Lo que cuestionamos es la indiferencia selectiva, el filtro emocional que hace que ciertas tragedias conmuevan al mundo mientras otras pasan inadvertidas. El sufrimiento de los cristianos perseguidos, de las minorías étnicas desplazadas y de los civiles inocentes en Oriente Medio y África merece ser reconocido, denunciado y recordado. Cada vida tiene el mismo valor delante de Dios, y si realmente creemos eso, deberíamos levantar la voz con la misma fuerza por París que por Mosul, por Beirut, por Garissa, o por cualquier rincón olvidado donde la injusticia cobra vidas todos los días.

Solidarizarse no es solo cambiar una foto de perfil o usar un hashtag; es comprometerse con la verdad, orar por los que sufren, apoyar causas que ayudan en medio del dolor y no permitir que el olvido se convierta en costumbre. La pregunta sigue en pie: ¿qué nos pasa?

¿Desechó Dios a Saúl del reinado o de la salvación?
¿Crees en la mala suerte del viernes 13?