Tú eres el Dios de mi salvación

Este salmo está escrito por el salmista David, reconociendo que en el Señor está la salvación. Por lo tanto, le pide a Dios que lo ayude en su camino y lo guíe en Su verdad.

Es por eso que vemos las palabras de este gran hombre de Dios diciendo: «Tú eres el Dios de mi salvación». Desde su elección, Dios siempre había acompañado al salmista.

Estas son palabras que muestran a un hombre agradecido por lo que Dios ha hecho en su vida, reconociendo el poder y la maravillosa misericordia de Dios.

Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.

Salmos 25:5

«Enséñame tu verdad y guíame». Como hijos del Señor, siempre debemos pedirle que nos guíe en Sus caminos, que nos ayude a permanecer en Él, porque sin Él no podemos dar pasos seguros y firmes.

David, como rey del pueblo de Israel y puesto por Dios, debía permanecer pidiendo al Señor y tratar de hacer todo lo que Dios le ordenaba. Podemos ver que al final del verso veinte dice «guárdame y guíame, no sea yo avergonzado.»

Oremos humildemente al Señor para que nos guíe en Sus caminos. No olvidemos que Él es el Dios de nuestra salvación y que en Sus caminos estamos seguros. Que en cada trayecto de nuestras vidas, Él nos dirija.

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El Señor se reirá del impío
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo
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