La gente hoy día teme a muchas cosas; a la situación, enfermedades, adversidades de la vida. Nosotros como seres humanos vivimos llenos de temores todos los días y esos temores hacen que se nos olvide a qué realmente debemos temer.
Un creyente siempre entenderá que en medio de la adversidad Dios está con él y que no existe un problema más grande que Dios. Un creyente entiende que cualquier situación por la que esté pasando le obrará para bien. Y así fue con cada hombre de la Biblia, ellos amaron a Dios sobre todas las cosas, aunque estuvieron sujetos a debilidades humanas, pero nunca negaron su fe.
Ahora bien, aquellos que no son creyentes viven atemorizados, preocupados, sin norte ni dirección. Hay gente que cuando ven que está pasando algo muy adverso hasta la presión les sube, ¿sabes por qué? Porque no conocen de esa paz que sobrepasa todo entendimiento.