Mientras Cristo estuvo en esta tierra habló a sus discípulos de que el Hijo del Hombre tenía que ser crucificado, pero también les dijo que al tercer día resucitaría. Mientras Cristo estaba en la cruz unos le decían: «Se encomendó a Dios, ¿Ahora por qué su Dios no le salva?» Cristo sufrió el vituperio para hacernos libres del infierno y del pecado, y sus palabras más tiernas en esa cruz fueron: «Padre perdónalos porque ellos no saben lo que hacen».
Luego de haberse cumplido los tres días de Cristo morir en la cruz, la Biblia nos relata que María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro y en aquel momento hubo un gran terremoto. Este terremoto fue porque un Ángel del Señor cuyo aspecto era como de relámpago descendió desde el cielo removió la piedra de la tumba. Los guardas que estaban en aquel lugar se quedaron perplejos ante tal escenario. Simplemente aquel era un momento digno de admirar y es que se trataba del escenario más grande en la historia de la humanidad: El Rey había resucitado, Cristo se había levantado de entre los muertos.