Crea en mí un corazón limpio

A veces nos encontramos en momentos críticos en los cuales nos sentimos tan mal que andamos de un lado para otro buscando refugio en el hombre, pero recordemos que nuestro refugio no está en el hombre, sino que hay un Dios que nos puede restaurar.

En este caso hablaremos del Salmista David cuando estaba pasando un momento difícil, David tenía momentos malos donde era perseguido por sus enemigos, pero este iba delante de la presencia del Señor y le pedía ayuda para restaurarlo.

Dios venía en su socorro y le bendecía de manera especial. El Señor le ayudaba a pasar ese mal momento, pero lo más importante es que Dios veía en el corazón de David la manera en que se humillaba delante Dios.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Salmos 51:10

El salmista le pedía a Dios que restaura su corazón, que lo limpiara y que lo cuidara de toda impureza, que renovara su espíritu. Recordemos que David tuvo una caída muy fuerte, pero él no se enalteció, sino que se humillaba ante el Dios todopoderoso.

No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.

Salmos 51:11

Este es un ejemplo que debemos tener cada día, ser humildes y reconocer nuestros errores delante Dios, humillarnos ante Dios decirle que renueve nuestro espíritu, y que no nos eche fuera de su presencia, sino que nos restaure.

Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.

Salmos 51:12

Dios no rechaza la oración del justo, ni lo desampara, no rechaza al que está afligido de corazón, sino que todo el que va a Él, es recibido y es ayudado a seguir hacia adelante. Nuestra confianza es estar en las manos del Dios de los ejércitos.

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Jehová dio, Jehová quitó
Tesoros en el cielo