A lo largo de la Biblia hemos encontrado que Dios ha manifestado Su misericordia en gran manera, enseñando a la humanidad que puede recibir perdón humillándose delante de Él, y esto es lo que Él quiere que hagamos, reconocer nuestros errores, que somos pecadores, que le necesitamos.
El salmista David entendía que necesitaba ser perdonado por sus pecados. A menudo que pasaba el tiempo, muchos cometían errores delante de Dios y es por eso que vemos la súplica de David ante el Señor.
Para el salmista era muy importante tener perdón, protección y dirección de Dios. Él dice lo siguiente:
Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.
Salmos 25:11
La humildad de corazón que poseía este hombre era muy evidente, pues dice «por amor de tu nombre, oh Señor, perdonarás también mis faltas delante de Ti». En la conciencia del salmista estaba que debía pedir perdón ante el Señor.
Al igual que el salmista, pues también todo el que estaba allí debía pedir por su pecado, porque a través de esta humillación, Dios podía perdonarles.
Hermanos, si queremos ser perdonados por nuestros Dios, debemos humillarnos ante el Señor, porque en medio del pecado no tendremos seguridad, ni dirección de nuestro Dios.