El pueblo de Israel por su grande desobediencia sufría graves consecuencias, el Señor se había apartado y no tenían ni si quiera el valor de ponerse de pie delante del Señor para poder arrepentirse.
Este pueblo experimentaba la dura mano de Dios en juicio para ellos, eran saqueados, ya no tenían derecho de poder tener tierras y todo era privatizado por aquellos extraños que llegaban.
En el versículo que veremos a continuación notaremos que la única manera en la que ellos podían ser redimidos, era por la petición que iba a hacer el profeta Jeremías, ya que el pueblo estaba cansado y quería volverse al Señor.
Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos;
Renueva nuestros días como al principio.
Lamentaciones 5:21
El pueblo decía: vuélvenos a ti, ya Israel no aguantaba más todo lo que estaba viviendo, pero todo esto se debió a su grande desobediencia delante del Señor.
«Renueva nuestros días como el principio». Ellos sabían que sin el Señor ellos no podían vivir, serían personas sin escudo, no tenían un defensor.
Como seres humanos, debemos entender que si nos apartamos de nuestro Dios, estaremos expuestos a que el enemigo entre en nuestras vidas, estaremos sin la protección divina y seremos presa fácil, así como lo estaba Israel. No te apartes del Señor, Él es quien conoce todas las cosas.
