(www.mimejoralabanza.com) — Todas las cosas que leerán en este articulo son muchas de las realidades por donde estamos pasando como iglesia, y espero que esto nos lleve a entender que algo está mal y que debe de haber una reforma. No quiero sonar sensacionalista, pero así como Martin Lutero clavó las tesis, de la misma manera debemos nosotros de clavar la palabra de Dios en cada lugar y darle la prioridad en nuestros púlpitos, y entonces todo será diferente.
Ha llegado el momento donde hay predicadores que ya no quieren predicar a Cristo si no sus propios deseos para extender su fama. Ha llegado el momento donde muchos ya no cantan para Cristo si no para ser populares, ni les interesa escribir letras bíblicas, se conforman con que suene bien. Ha llegado el momento donde estas cosas son las que desean muchas de nuestras iglesias.
¿Que haremos frente a todo esto que está ocurriendo?
Cada vez que el apóstol Pablo tenía la oportunidad de reprender las malas enseñanzas lo hacía, sin embargo nosotros a esto le llamamos «juzgar» y decimos: «No me juzgues, Dios conoce mi corazón». Por favor, sabemos que Dios conoce nuestros corazones, pero también sabemos que el árbol por sus frutos se conoce.
¡Si! Ha llegado el momento donde ha muchos se la olvidado que la palabra de Dios es nuestro manual de fe y de conducta y que no necesitamos ningún otro método para vivir la vida cristiana.
¡Si! Ha llegado el momento donde predicar es un negocio, donde cantar es un negocio, donde ponemos cuotas a aquello que ha sido comprado a precio de sangre. ¿Quién eres tú hombre para vender aquello que no te ha costado nada? Parece ser que no reconoces aquel precio que pagó Cristo en la cruz y usas la desdicha de ponerle precio a este sagrado evangelio.
Ha llegado el momento donde la palabra de Dios parece ser aburrida, donde en muchas iglesias ya no importa las verdades allí escritas, pues ya el marketing y los negocios han tomado el púlpito y han puesto la palabra de Dios en un closet llena de polvo porque ya no es útil.
Este es el momento que ha llegado, la pregunta es: ¿Qué haremos? Martín Lutero en su tiempo su corazón ardió frente a todo lo sucedido y Dios le ayudó a iniciar una reforma en todo Alemania, a Juan Calvino en Suiza y a muchos de los reformadores en diferentes lugares. Encontramos a un Nehemías y un Esdras que tampoco supieron estar tranquilos. Sin embargo, todo este desastre que está sucediendo y hay un pueblo que solo está discutiendo por temas como el uso del pantalón entre otras cosas.
Les invito a ver lo que está pasando, como el tema de la homosexualidad está haciendo estragos, sin embargo, muchos de los predicadores que más siguen nuestras Iglesias se han quedado mudos ante tal situación, no tienen ninguna opinión, pues no quieren perder público. Les interesa más las masas que el compromiso de predicar el evangelio fiel , les interesa más la prosperidad que lo que dice la Biblia, de manera que la prosperidad se ha vuelto su doctrina esencial, no les interesa nada más.
Que oprimido se sintió Elías al ver como el pueblo de Israel se inclinaba frente a otros dioses, lo mismo sentimos nosotros como fieles mensajeros de la verdad al ver como la apostasía está sacudiendo nuestras iglesias.
Paul Washer tuvo razón al decir que nuestros predicadores deberían de predicar menos y leer más. Debemos de alertarnos, pues ya ha llegado el tiempo donde tenemos payasos en los altares, animadores en las tarimas, comediantes en los medios de televisión y pocos quieren pagar el precio. Dios nos ayude a perseverar en medio de tal generación. Dios nos ayude.
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