Si queremos estar en la casa De Dios, debemos hacerlo con denuedo, con deseo ardiente en el corazón. Para el ser humano y que sirve a Dios, la voluntad debe existir en ti mismo.
Que ese deseo de estar en la casa de nuestro Dios nunca se apague, más bien que se pueda mantener firme y anhelando cada día poder servir al Señor con todo su corazón, que aunque pasen años tras años, podamos seguir adelante, fieles y fortalecidos en el Señor.
Entremos por esa casa, con cánticos alegres y alabando el Nombre del Señor, de Aquel que habita en nuestras vidas, que hace temblar el mundo, que hace que los templos sean removidos, nuestro Dios grande y poderoso.
¿Podremos anhelar estar siempre en la casa divina del Señor, cantar salmos a Su nombre? Vamos:
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Salmos 84:2
Podemos cada día anhelar estar en Su casa, debemos de dar alabanzas al Dios Todopoderoso con todo nuestro corazón, por permitirnos estar en Sus atrios, sirviéndole en todo momento, cantando salmos e himnos a Su nombre.
Como hijos de Dios, debemos siempre anhelar ardientemente estar en Sus atrios, por eso es bueno que siempre nuestro espíritu y carne den alabanzas al único poderoso y santo Dios.
No estés quieto, sino que sientas deseo ardiente por estar en la casa de Dios, delante de Su presencia, muévete y corre a Sus atrios y canta alabanzas del corazón, mantén siempre ese deseo por la casa del Señor.