Unas de las cosas que nos pueden hacer caer y cambiar rápidamente, es el amor a las cosas materiales, porque todo aquel que solo tiene en su mira las cosas materiales, puede olvidarse de Dios y pecar.
No es malo tener dinero y posesiones materiales, pero hay muchos cuando tienen dinero, su vida cambia totalmente, hacen cosas que ante los ojos de Dios no bien vistas. Estos solo piensan en lo que tienen acumulado, creen que esa riqueza será su salvación y que nunca se acabará.
La diferencia del justo, es que el justo se sabe administrar, no tiene su mente concentrada en las vanidades o en riquezas, porque ellos saben que tienen al Dueño de todas las cosas, y que si Dios les ha permitido tener muchas posesiones, el mismo Dios les ayudará a controlar sus bienes.
El que confía en sus riquezas caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas.
Proverbios 11:28
Aquí en Salomón nos enseña acerca de la riqueza, de cómo son las cosas cuando nuestra confianza está puesta en las riquezas, cuando nos aferramos a ella, este hombre dice que lamentablemente el que hace esto, su fin será triste.
Pero aquel cuya confianza está depositada en el Señor, se mantiene como una rama floreciente, verde, y siempre firme en el Señor, porque este no está sujeto a algo que en un segundo se puede esfumar, sino que su mente está puesta en la riqueza de los cielos, en aquellas moradas que nuestro Dios nos dará algún día.