Amados hermanos en Cristo Jesús, amémonos unos a otros en el amor eterno de nuestro Señor Jesús, ya que Su amor es inagotable, Dios nos amó por encima de todas las cosas, pues entregó Su hijo en sacrificio por amor a nosotros.
El amor de Dios es tan grande, que nos hace recapacitar, nos hace creer y hacer las cosas bien cada día, es un amor que cuando llega a nuestro corazones, pues cambia nuestro lamento en baile. Este es el verdadero amor de nuestro amado Cristo.
Amemos a nuestro prójimo, amémosle porque nuestro Señor también nos ama con amor eterno, no dudemos de lo que puede hacer el amor de Cristo, que si alguien te faltó y Tú no conocías al Señor, entonces después que tienes el encuentro con nuestro Rey amado todas las cosas cambian porque Su amor te alumbró, te abrió camino para que puedas perdonar y amar en el amor de Cristo.
En el capítulo cuatro de la primera carta del apóstol Juan encontramos lo siguiente sobre el amor de nuestro Dios y el valor que debemos darle:
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
1 Juan 4:11
Es bueno que apreciemos este tan grande sacrificio que hizo el Padre por toda la humanidad, de enviar a Su hijo para ser sacrificado por nuestros pecados, por eso debemos valorar este hecho maravilloso.
Este sacrificio que podemos definir no solo por la muerte de Cristo, sino que mucho antes de la creación, pues ya Dios nos había amado primero, es tan grande Su amor que sobrepasa todos los límites.
Amémonos unos a otros, porque el amor del Padre es grande, y Su amor es sobre todo, cambia, transforma, liberta, y nos llena de alegría.