Después de un largo recorrido con el pueblo, ellos, mientras Jesús caminaba, escuchaban las palabras que salían de Él, y aun Jesús cruzando de un lado del río le siguieron. Todos sabemos que muchos buscaban a Jesús por los milagros que hacía, otros le buscaban para murmurar de lo que Él decía, pero otros sí eran fieles creyentes.
Acontece que después de un largo recorrido, se detienen un momento, entonces la multitud tenía hambre, entre ellos andaban niños, sabemos que los niños tienen muy poca resistencia, entonces la multitud ya estaba cansada y tenía hambre. Entonces ocurre la siguiente conversación entre los discípulos y Jesús:
15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18 El les dijo: Traédmelos acá.
Mateo 14:15-18
En realidad, al ver a los discípulos preocupados por la multitud, que era bastante grande, podemos ver que ellos hablaron con el Maestro y dijeron que lo que tenían en sus manos no alcanzaba para darles de comer. He aquí cuando Jesús pide a los discípulos traer los cinco panes y los dos peces. Entonces Jesús hace el milagro de la multiplicación de los panes y los peces y lo que pasó fue increíble:
Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
Mateo 14:20
De esta historia podemos aprender que Dios usa aun lo poco para hacer cosas grandes. Los discípulos, aun sabiendo que Jesús hacía milagros, nunca se imaginaron que Jesús iba a multiplicar esta pequeña cantidad de comida para saciar una gran multitud. De manera que, aprendamos que Dios puede ayudarnos en cualquier momento y en la manera que menos esperamos.