El oficio de ser profeta en el antiguo testamento fue algo muy serio, y como en todo oficio existente, siempre hay falsos y verdaderos, y en el pueblo de Israel abundaban muchos falsos profetas, por eso Elías en una ocasión se resignó al pensar que él era el único profeta de Dios que quedaba en la tierra.
Primero que todo, ¿qué es un profeta? No es nada más que una persona que hacía predicciones por intervención del mismo Dios. Entonces, ¿qué es un falso profeta? Esta es una persona que presume de que Dios le reveló algo, pero en realidad Dios nunca le dijo nada. Así de sencillo. Y en el libro de Jeremías encontraremos una lucha en contra de los falsos profetas:
23 ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos?
24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.
26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?
Jeremías 23:23-26
Primero que todo, Dios es Dios de cerca, y quizá aquellos falsos profetas al no ver a nadie pensaban que no existía alguien que los estaba observando.
¿No lleno yo, el Señor, el cielo y la tierra? Los falsos profetas querían llenar con palabras falsas al pueblo de Israel, pero, ¿acaso se les olvidaba de que Dios es quien llena todo? Oh amado lector, cuídate tú también de los falsos de este tiempo, no los escuches, llénate de la Palabra de Dios, la cual cubre cualquier necesidad.
Tengamos cuidado con aquellos que dicen que sueñan o tienen visiones. El nuevo testamento nos invita a someter todas estas cosas a la Palabra de Dios a ver si en verdad tienen alguna relación.