No hay otro que pueda iluminar nuestro camino, sino nuestro Dios poderoso. Él es nuestro poderoso Dios en el cual podemos confiar con todos nuestros corazones.
No estamos hablando de alguien más, hablamos de El Señor que es poderoso y que para Él nada es imposible, solo Él nos puede fortalecer cada día, darnos la sabiduría que necesitamos, solo Él es quien puede abrir nuestros caminos quitando todos los obstáculos que se puedan presentar.
Él es la luz a nuestros ojos, nuestros caminos se tornan más seguros y fáciles cuando Él nos lleva de las manos, cuando andamos bajo Su dirección.
1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.
Salmos 27:1-3
En este capitulo 27 del libro de los salmos en sus versos del 1 al 3, aquí podemos ver que estas palabras expresadas por David, que depositaba toda su confianza en Dios. Vemos que él dice que no podía temer a nadie porque tenía a Dios, que era su luz y salvación.
Ya en el versículo dos de este hermoso salmo vemos un testimonio muy poderoso, David dice que cuando sus enemigos quisieron ir contra él, ellos no pudieron y cayeron, ¿por qué? Porque la confianza de David estaba depositada solamente en Dios.
Finalmente, en el tercer versículo vemos la confianza de que Dios siempre le dará la victoria a este hombre de Dios, pues dice, que no importa quién venga contra él, nunca temerá, porque estará confiado en Dios. ¿Podemos decir nosotros lo mismo frente a las situaciones adversas que se nos presentan en nuestro día a día? Depositemos toda nuestras cargas y nuestra confianza en Dios.