Somos cristianos, un pueblo adquirido por Dios, y detrás de eso está la responsabilidad de vivir una vida consagrada delante de Dios, una forma de vivir diferente a la que llevan las personas que no conocen a Dios y es bueno que tengamos bien claro esto, que estamos unidos a Cristo y eso nos lleva a ser diferentes.
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
Efesios 4:1-4