La carta de Pablo a los Filipenses nos arroja unas palabras de esperanza y de mucho valor ante el mundo que nos enfrentamos, ¿por qué? Porque nos enfrentamos a personas que están cegadas por el enemigo, para que no hablemos de la salvación, para que no enseñemos las Palabras de Dios.
Pero claramente sabemos todos los acontecimiento que han surgido desde el principio hasta ahora, la persecución que ha tenido la iglesia, pero que eso no se acabará sino cuando el Padre venga a buscar a Su iglesia.
28 y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios.
29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,
30 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí.
Filipenses 1:28-30
Algo que debemos tener claro es que estas personas tanto hablaban en el momento de persecución que vivían y que también estas cosas se presentarían en este tiempo, por eso Pablo nos exhorta a no intimidarnos por aquellos que se oponen a que hablemos de la palabra de Dios.
Hermanos, no tengamos miedo de ser maltratados por la causa de Cristo, porque si Cristo padeció por nosotros, ¿cuánto más no deberíamos padecer nosotros por Su Nombre?