Si no ofrendo, ¿me caen maldiciones?

Temas como el diezmo y las ofrendas son de los más mencionados en toda la comunidad cristiana y esto es debido muchas veces a la ambición de ciertos líderes y otras veces al sistema de creencias de los mismos. Sea cual fuere la razón (avaricia o creencias), debemos saber que aquellos que no ofrendan, no se encuentran en ninguna supuesta maldición.

A continuación les presento un mensaje de un usuario compartiendo la experiencia que tiene en su congregación sobre este tema:

Estoy asistiendo a una iglesia evangélica y nos dicen que si uno no da las ofrendas después de agarrar los sobres le caen maldiciones, y que cuando uno pacta debe hacerlo por todo o sino no se darán los milagros.

Ya me tienen traumatizada porque todo el tiempo inventan algo distinto y sacan y sacan sobres y uno se siente mal porque no tiene para dar tantas ofrendas. Gracias de ante mano por su ayuda.

Aunque solo mostramos un mensaje de una persona en particular, esto representa el problema de miles y miles de creyentes en distintas congregaciones.

La principal atadura de esta doctrina es que ellos dicen «si no ofrendas o pactas, estarás bajo maldición, el Señor no te bendecirá, etc». Esto puede llegar a turbar a aquellos que no tienen un buen conocimiento bíblico sobre el tema, pues, al final creen que deben hacerlo, pero no tienen suficiente dinero.

¿Hay algún verso en la Biblia que diga que si no ofrendamos Dios nos va maldecir? Pues no, porque nuestra bendición no depende de lo que hagamos por Dios, sino de lo que Él hizo por nosotros en la cruz.

Ahora bien, debemos comprender que aunque lo expuesto aquí es un error doctrinal, no podemos perder la sensibilidad de ofrendar a Dios según ponga en nuestro corazón.

Y para finalizar, creo que nuestro verso clave para este tema es el siguiente:

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

2 Corintios 9:7

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Un amor inquebrantable que vence todo temor
Si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye