A un solo Dios adorarás

Es importante que dirijamos nuestras adoraciones únicamente a nuestro Dios. La Biblia nos enseña que Él es un Dios celoso, no porque actúe con la fragilidad humana, sino porque Su gloria es perfecta y no puede ser compartida con ídolos hechos por manos humanas. A lo largo de la historia, muchos pueblos fabricaron figuras de madera, piedra o metal, objetos que no podían ver ni oír, pero a los cuales rendían culto. Sin embargo, el Dios verdadero, el creador del cielo y de la tierra, exige una adoración pura, sincera y sin mezclas, pues nuestra devoción debe estar dirigida exclusivamente a Él.

Esto es precisamente lo que refleja el título de este post, un recordatorio solemne de que solo a Dios hemos de adorar. Él es el autor de la vida, el que sostiene el universo con Su palabra y el que con mano fuerte sacó a Israel de la esclavitud de Egipto. Aquella liberación no fue un simple acto histórico; fue una manifestación gloriosa del poder y amor de Dios hacia Su pueblo, enseñándoles que no existía otro ser digno de confianza y honor. Moisés, como profeta y líder, constantemente llamó al pueblo a mantener su corazón alejado de la idolatría, porque sabía que esta era una tentación constante que los podía desviar del camino correcto.

Ese mismo llamado sigue vigente hoy. Aunque en la actualidad ya no se adoran ídolos de madera como en la antigüedad, existen otros “dioses” modernos: el dinero, la fama, el materialismo, la autosuficiencia o cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios en nuestro corazón. Cuando algo se convierte en nuestra prioridad absoluta, cuando nuestra confianza se vuelve hacia lo creado y no hacia el Creador, entonces corremos el riesgo de alejarnos de la verdadera adoración.

Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
Éxodo 34:14

Cuando la Biblia dice que Su nombre es “Celoso”, no se refiere a un celo humano, sino a la exclusividad de Su relación con nosotros. Él nos creó, nos redimió y nos sostiene; por eso, es justo y correcto que nuestra adoración sea para Él y no para otro. Dios sabe que solo en Su presencia encontramos vida, paz y dirección, y que todo aquello que intentemos colocar en Su lugar terminará dañándonos.

Como creyentes, debemos evaluar constantemente nuestro corazón. ¿Qué ocupa nuestros pensamientos? ¿Qué gobierna nuestras decisiones? ¿Dónde depositamos realmente nuestra confianza? Que este pasaje bíblico no solo sea una advertencia histórica, sino una invitación personal a renovar nuestra devoción al Dios verdadero. Vivir para Su gloria es el mayor privilegio y la más alta expresión de amor que podemos ofrecerle.

Que cada día podamos recordar que solo hay un Dios digno de ser adorado, el mismo que liberó a Israel, el mismo que envió a Su Hijo para salvarnos y el mismo que permanece fiel por toda la eternidad. A Él sea la gloria, el honor y la alabanza, ahora y siempre.

Vestíos de toda la armadura de Dios

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