Es importante considerar la expresión de este versículo que nos insta a no temer cuando nos acercamos al Señor, pues Él es nuestro escudo y nuestra confianza. El Señor llama al hombre en medio de las dificultades y adversidades.
Aún no hemos conocido a nadie a quien Dios haya invocado en aflicción y que haya quedado en vergüenza. Si te acercas y eres obediente, serás cubierto por Su gran misericordia, y Dios será tu protección. De este modo, si confías en el Señor, no debes temer a nada.
Hermano en Cristo, si enfrentas dificultades y adversidades, solo debes obedecer y escuchar lo que Dios te dice a través de este versículo. El Señor te invita a que vayas a Su presencia y confíes:
Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.
Lamentaciones 3:57
¿Por qué no confías si Dios te está diciendo que te acerques el día que Él te invoque? Este verso enfatiza que debemos confiar en el Señor en medio de las pruebas y tribulaciones. Por eso, cada día, responde a este llamado con fidelidad y cree en la protección de Dios.
Esta promesa trae paz y tranquilidad en todo momento, porque sabemos que Dios es justo y que Su bondad y misericordia se manifestarán en nuestras vidas.
Son muy alentadoras estas palabras. Confiemos en la respuesta que nos da el Señor en cada oración, ya sea al acostarnos o al levantarnos cada mañana; solo confía y atiende este llamado tan especial de Dios.
Cuando el profeta Jeremías escribe estas palabras en el libro de Lamentaciones, se encuentra en un tiempo de profunda tristeza y desolación. El pueblo había sufrido grandes pérdidas, pero aun así, en medio del dolor, el profeta reconoce que Dios escucha a quienes lo buscan con corazón sincero. Esto nos enseña que no hay situación tan oscura que impida al Señor oír nuestras súplicas.
La frase “Te acercaste el día que te invoqué” es una expresión de cercanía divina. Dios no es un ser distante ni ajeno al sufrimiento humano; al contrario, Él se hace presente cuando clamamos. Esa respuesta de parte del Señor —“No temas”— resume toda Su compasión y cuidado por nosotros. Cada vez que sentimos temor, debemos recordar que Su voz sigue diciendo lo mismo hoy: no temas, porque Yo estoy contigo.
Esta promesa debe fortalecernos cada vez que enfrentamos pruebas. Si sientes ansiedad, miedo o incertidumbre, este versículo te recuerda que el Señor no te abandona. Él conoce tus luchas, tus pensamientos y tus lágrimas. Cuando te acercas a Dios en oración, su presencia se hace real y Su paz llena el corazón del creyente.
Cuántas veces el enemigo intenta sembrar duda y desánimo, haciéndonos pensar que nuestras oraciones no son escuchadas. Sin embargo, este pasaje confirma que el Señor responde. Tal vez no de la forma ni en el momento que esperamos, pero Su respuesta siempre llega en el tiempo perfecto. Él se acerca, te escucha y te sostiene.
En el día de la angustia, debemos recordar que Dios no ha cambiado. El mismo Dios que consoló a Jeremías en su dolor es el mismo que hoy consuela a Sus hijos. Así que, si hoy te sientes abatido o con el corazón cargado, levanta tu mirada al cielo y clama al Señor. Él se acercará y te dirá una vez más: “No temas”.
A veces las circunstancias nos hacen pensar que estamos solos, pero este versículo nos enseña lo contrario: Dios está atento a nuestra voz. Cada oración, cada lágrima, cada palabra que expresamos desde lo profundo del alma, es escuchada por Él. Por eso, debemos perseverar en la fe y mantenernos firmes, sabiendo que nuestro refugio está en Dios y que Él jamás dejará de cuidar a los que le aman.
El Señor no solo escucha, sino que también responde con ternura y poder. Sus palabras “No temas” son un recordatorio de que Su amor perfecto echa fuera todo temor (1 Juan 4:18). Al confiar en Él, el corazón se llena de paz y de esperanza, y podemos descansar en la certeza de que nada ocurre fuera de Su control.
Por eso, querido lector, confía plenamente en el Señor. Cada vez que te acerques en oración, recuerda que Él se acercará también a ti. Que este versículo de Lamentaciones 3:57 sea una fuente constante de ánimo y fortaleza, recordándote que el Dios que te escucha es el mismo que te protege y te anima a seguir adelante sin miedo.

