Cuando el pueblo elige su propio camino en vez del de Dios

El libro de Jeremías nos muestra un hecho ocurrido en el capítulo 7, versículo 24, donde Dios le da palabras a este profeta acerca del gran desorden en el que vivía el pueblo de Israel y de las malas conductas que tenían delante del Señor. Por esta razón, vemos que Dios transmite duras palabras a Su pueblo a través de Jeremías.

El pueblo de Israel estaba envuelto en diversas atrocidades; sus acciones eran despreciables ante el Dios de los ejércitos, ya que no escuchaban consejos y solo elegían el camino que querían seguir, haciendo cuantas maldades podían. Sus corazones estaban muy lejos de Dios.

En el capítulo 7, Dios le habló a Jeremías para que advirtiera a aquel pueblo corrompido y lo llamara a volverse a Dios, dejando toda maldad y caminando rectamente delante del Señor, pero, ¿escucharon este mensaje?

Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,

Jeremías 7:24

Las palabras que Dios envió al pueblo a través del profeta Jeremías tenían el propósito de que abandonaran la maldad y todo engaño que había en su corazón, pues se aprovechaban de los más vulnerables y les hacían daño.

En el mensaje que transmitía el profeta, Dios les decía: «Aparten sus pies de los malos caminos, y yo les daré la tierra que prometí a sus padres, para que les vaya bien.» Sin embargo, como dice el versículo 24, decidieron seguir sus propios caminos y no inclinaron su oído para escuchar al Señor.

El mensaje del profeta, dado por Dios, reflejaba el anhelo del Señor de que Su pueblo anduviera en Sus caminos y mejorara su conducta, pues así todas las cosas serían mejores para ellos. Pero, debido a su desobediencia, este pueblo recibió grandes castigos por apartarse del Señor.

No elijamos nuestro propio camino, escuchemos al Dios del cielo cuando nos dice cuál es el camino que debemos andar y andemos por el mismo, para que todo vaya bien en nuestras vidas.

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