Icono del sitio Restablecidos

Pasando por el fuego sin quemarse: Dios en nuestras pruebas

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

En este capítulo del libro de Isaías, podemos ver las promesas del Señor para Su pueblo Israel. Dios le recuerda que Él es en quien deben confiar, sin importar las dificultades que se presenten. Él será su ayudador y su pronto auxilio.

Las palabras de este capítulo 43 muestran la total compasión de Dios hacia su pueblo. Aunque ellos sintieran temor, el Señor siempre puso Su escudo delante de ellos para que se sintieran seguros y pudieran superar cualquier dificultad.

En el versículo 2 de este capítulo, Dios, a través del profeta, les da una afirmación poderosa, recordándoles que siempre deben confiar plenamente en Él:

-->

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

Isaías 43:2

Dios siempre salía en defensa de Su pueblo, levantando hombres que pelearan por ellos, derrotando naciones y librándolos de aquellos que querían destruirlos. El Señor de los ejércitos ordenaba y guiaba a Su pueblo por encima de cualquier situación.

Ellos podían encontrarse en momentos críticos, como si pasaran por aguas profundas, pero no se ahogarían porque Dios les decía: «Yo estoy contigo.» Aunque atravesaran el fuego, no se quemarían, porque el Señor los protegía.

Recordemos que, como pueblo del Señor, tenemos a un Dios que nos cubre de toda maldad y nos ayuda a atravesar cualquier circunstancia. Así que no dudemos del amor maravilloso que Dios tiene para nosotros. No temamos, porque así como estuvo con Su pueblo en el pasado, también está con nosotros en el día de hoy.

Este capítulo de Isaías nos recuerda que la fidelidad de Dios no cambia. Aunque el pueblo de Israel había fallado muchas veces, el Señor no dejó de amarlos ni de extender Su mano para socorrerlos. Es un mensaje que trasciende el tiempo y llega hasta nuestros días, pues nos enseña que Dios sigue obrando a favor de los que confían en Él.

Dios no promete que no atravesaremos aguas o fuego, sino que promete Su presencia en medio de ellos. Eso marca la diferencia entre el creyente y quien no conoce a Dios. El creyente puede pasar por aflicciones, pero tiene la seguridad de que el Señor camina con él, lo sostiene y lo libra del mal. Esa confianza produce paz en medio de la tormenta.

Cada palabra del profeta Isaías es un recordatorio de la gracia divina. El Señor no abandona a los suyos, sino que los restaura, los anima y los conduce hacia un nuevo comienzo. Aun cuando el pueblo había sido rebelde, Dios les da esperanza. Les dice que son preciosos a Sus ojos y que ha dado naciones por su rescate. Esta es una muestra profunda del amor redentor de Dios.

Hoy, ese mismo mensaje se extiende a todo aquel que cree. Si te sientes atravesando aguas turbulentas o un fuego que parece consumirlo todo, recuerda esta promesa: el Señor está contigo. No te dejará ni te desamparará. Él no ha cambiado, y Su poder sigue siendo el mismo que libró a Israel de sus enemigos.

Por tanto, debemos aferrarnos a Su palabra, mantenernos firmes en la fe y confiar plenamente en Su dirección. Dios cumple lo que promete y actúa en el tiempo perfecto. Nuestra tarea es esperar en Él con paciencia y esperanza, sabiendo que Su propósito siempre será para bien.

El mensaje de Isaías 43 nos invita a vivir con confianza y gratitud. Aun cuando todo parezca incierto, el amor del Señor permanece firme. Él nos llama por nuestro nombre, nos rescata y nos cubre con Su mano poderosa. Que este recordatorio fortalezca nuestra fe y nos motive a depender más de Dios cada día, sabiendo que Su presencia nos acompaña en cada paso del camino.

Cuando el pueblo elige su propio camino en vez del de Dios
Llamarán y Él no responderá, por no haber escogido Su temor
Salir de la versión móvil