En Miqueas 3:4 podemos ver el el castigo de Dios contra los corruptos, contra aquellos que se desvían de la ley del Señor: El clamor de ellos no es escuchado por Dios.
Las obras malvadas que estaban haciendo los dirigentes del pueblo de Israel no agradaban al Señor, y por eso su pecado hizo que su clamor no fuera escuchado. Los sacerdotes de Israel pedían al Señor que hiciera resplandecer Su rostro sobre ellos; sin embargo, Miqueas prometió lo contrario a lo que ellos esperaban.
Una de las razones por las cuales Dios escondió Su rostro de derramar la bendición fue porque los principales del pueblo comenzaron a aborrecer lo bueno y a amar lo malo (Miqueas 3:2) y las consecuencias terribles fueron las siguientes:
Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.
Miqueas 3:4
Por más que clamaran delante del Señor, era muy difícil que Dios los escuchara, pues su rostro se había apartado de ellos debido a sus malas obras. Los sacerdotes esperaban bendición de parte de Dios, pero lamentablemente calamidades les esperaba por abrazar lo malo.
Es muy importante en nuestras vidas desechar toda mala obra para poder ser restaurados y que Dios no esconda Su rostro de nosotros. Tengamos mucho cuidado con los deseos del mundo actual que llama bueno lo que es malo y llama malo lo que es bueno. Pidamos al Señor sabiduría para no caer en esa terrible trampa.