Aunque caí, me levantaré

La declaración que hace Miqueas en el versículo que veremos en este artículo, habla del pueblo, su pecado y su humildad. Aunque sus enemigos se regocijaban en su caída, Dios seguía siendo su luz en medio de la oscuridad.

Aunque sus enemigos eran muchos, el pueblo, a causa de su pecado, debía pasar por un tiempo de juicio y aparente abandono. Sin embargo, sus enemigos pronto verían su caída, pero también su restauración, pues Dios sería su guía y quien les daría nuevas fuerzas. Veamos cómo Miqueas proclama una restauración para el pueblo de Dios:

Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

Miqueas 7:8

El pecado trae juicio y calamidad a la vida. Por eso, después de haber pecado, el pueblo de Dios debía aceptar la corrección que venía, pero nunca quedaría en abandono, pues el Señor los cuidaría.

Si has pecado, sé humilde y humíllate ante el Señor. Así, cuando llegue el juicio, también vendrá misericordia. Dios se compadece, te levanta y restaura tu vida. Aunque andes en tinieblas, Dios será tu luz, y no tropezarás, porque Él afirmará tus pasos y te sostendrá.

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