En el capítulo 30, verso 15, del libro de Isaías, el profeta y portavoz del pueblo del Señor lleva un mensaje de advertencia y liberación al pueblo de Judá, ya que ellos estaban confiando más en Egipto que en el Señor. Por esta razón, el Señor, a través del profeta, les dice lo que podría suceder.
El Señor quería brindar apoyo a Su pueblo, que estaba siendo amenazado por Asiria. Y he aquí que el Dios de los ejércitos les dice que no necesitaban buscar ayuda en Egipto, sino que solo debían confiar en que Él cumpliría Su promesa.
En este capítulo podemos ver la desobediencia del pueblo y su desconfianza en las promesas del Señor. Es importante que, si hay desobediencia en nuestra vida, nos volvamos al Señor.
Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,
Isaías 30:15
De nuestro Dios viene nuestra confianza y fortaleza. Nunca debemos buscar ayuda fuera de Él, sino depositar nuestra confianza en Aquel que nos ayuda y nos fortalece, en Aquel que derriba a todo el que se levanta contra Sus hijos.
Debemos recordar que la confianza en nuestro Dios nos trae tranquilidad, paz y fortaleza. Así que escuchemos Su voz y no confiemos en la ayuda ilusoria que nos ofrece “Egipto”. Tú, que has dejado de confiar en el Señor, vuélvete a Él, y serás salvo y protegido con Su poder.