Lávame, y seré más blanco que la nieve

En el Salmo 51, verso 7, vemos la oración que David eleva a Dios para que lo restaure y lo purifique de su pecado, de aquello malo que había hecho delante del Señor.

El salmista se sentía sucio y deseaba que Dios fuera su sacerdote, que lo limpiara con hisopo, y así quedar limpio y más blanco que la nieve.

Este capítulo nos muestra que David estaba profundamente arrepentido por lo que había hecho. Por eso, en este Salmo 51, le pide al Señor que lo ayude. ¿Podemos nosotros acudir al Señor y pedirle que nos limpie y purifique, tal como lo hizo David? Este Salmo dice lo siguiente:

Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Salmos 51:7

Es importante reconocer que somos pecadores y que podemos volvernos a Dios para pedirle perdón conforme a Su misericordia, porque solo Él puede ayudarnos, así como perdonó y purificó a David por lo que había hecho.

Debes tener en cuenta que tu vida puede cambiar si reconoces que has fallado y que solo hay Uno que puede convertir tu lamento en baile y ceñirte de alegría; Él transforma tu tristeza en gozo. Solo Él puede restaurar todo tu ser.

Hermano, ¿quieres cambiar esa tristeza que día tras día llena de amargura tu vida? Solo debes buscar al Señor y pedirle que te purifique y te haga más limpio que la nieve.

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