Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre

Dios enviaba castigos al pueblo de Israel cuando pecaban contra Él. Ellos sufrían duras consecuencias de parte de Dios por provocarlo. Pero aun así, podemos decir que la misericordia del Señor los alcanzaba.

En muchas ocasiones, el pueblo de Israel se alejaba del Señor, siguiendo sus propios deseos y olvidando los mandamientos que Él les había dado. Sin embargo, aun en medio de sus rebeliones, Dios mostraba Su amor y paciencia. Cada corrección que venía sobre ellos tenía un propósito: enseñarles a depender del Creador y recordarles que fuera de Su voluntad no hay verdadero bienestar.

El pueblo, en esta ocasión, necesitaba la ayuda de Dios para ganar la batalla, y así fue: Dios ganó la batalla y no los abandonó, sino que proveyó a favor de Su pueblo. En su caminar hacia Canaán, Dios nunca se apartó de ellos. Su presencia los acompañaba en todos sus caminos.

Los que son de tu grey han morado en ella;
Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.

Salmos 68:10

Este capítulo nos ofrece una clara evidencia de que Dios ayudaba a Su pueblo en cualquier situación en que se encontraban. Por eso vemos la expresión del salmista acerca del pueblo de Israel, al cual Dios cuidaba y guardaba en todos sus caminos.

A lo largo de la historia bíblica, encontramos este mismo patrón: el hombre falla, pero Dios permanece fiel. La provisión divina no depende de las circunstancias humanas, sino de la compasión eterna del Señor. Él es quien da el alimento, la protección y la dirección a aquellos que confían en Su palabra. El salmista reconocía que todas las bendiciones que el pueblo disfrutaba provenían directamente del amor y la gracia de Dios.

Aquellos que siguen el camino del Señor, a estos Dios, por Su misericordia, les provee y cuida. No desampara al pobre, porque nuestras moradas pertenecen a Dios. Así que, hermanos, confiemos cada día en que Dios estará con nosotros, pero también debemos caminar firmes delante de Él.

El mensaje del salmo 68 es una invitación a recordar que la fidelidad de Dios no cambia. Así como sostuvo a Su pueblo en el desierto, hoy sostiene a quienes le buscan con corazón sincero. Si permanecemos en Su presencia, veremos Su provisión manifestarse incluso en los momentos de escasez. Él abre caminos donde no los hay y levanta al caído para mostrar que sigue siendo el mismo Dios de poder y misericordia.

Por eso, cada creyente debe mantener viva su fe y su esperanza. Aunque lleguen tiempos de prueba o de necesidad, debemos recordar que el Señor es nuestro refugio. El mismo Dios que proveyó al pueblo de Israel sigue obrando en nuestras vidas, proveyendo para cada necesidad, sanando nuestras heridas y fortaleciéndonos para seguir adelante.

Confiemos en la bondad del Señor, que no falla ni se olvida de los suyos. Él es quien sustenta a Su pueblo con amor eterno y misericordia sin medida. Que nuestras vidas sean una expresión de gratitud hacia Aquel que provee, guarda y salva, como lo hizo con Israel, porque Su bondad permanece para siempre.

Los caminos de los malvados son torcidos en todo tiempo
Por el soplo de la ira de Dios son consumidos los que aran iniquidad