En las primeras líneas de este Salmo, capítulo 62, podemos ver al salmista hablándole a su alma, exhortándola a permanecer en un lugar de confianza, un lugar estable para ella. Su confianza estaba puesta en Dios, y no sería sacudida.
Es claro que debemos descansar en Dios, porque cuando colocamos un pie en la roca y el otro en tierra movediza, pues caerá. David deja en claro que todo hombre que deposita su confianza en Dios descansará y no tropezará ni resbalará.
En el versículo 6 de este capítulo, se nos habla de la enorme confianza que debemos depositar en nuestro Dios, quien es la roca eterna. Si nos afirmamos en Él, no caeremos. Esto es lo que David hablaba y ordenaba a su alma: descansar en la tranquilidad que sólo se encuentra en el Señor.
Él solamente es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
Salmos 62:6
Si estás a punto de resbalar, amigo, te tengo una muy buena noticia: Dios puede ser tu socorro y tu pronto auxilio. En Él descansarás. Así que es hora de que mandes a tu alma a confiar plenamente en el Señor, y no resbalarás porque Dios está contigo como poderoso gigante.
En todo este capítulo vemos a un hombre reconociendo el poder de Dios y las posibilidades de estar firmes en Su camino, en esa paz que sólo viene de nuestro poderoso Señor. Bendito sea para siempre nuestro Dios grande y fuerte. Hermano, confía, y Dios te ayudará en todo tu camino.