Si el hombre impío busca al Señor, puede ser perdonado porque Dios no está oculto, sino más bien el hombre se aleja de Dios y se esconde. Este es un llamado que hace el profeta Isaías para que todos puedan buscar a Dios mientras pueda ser hallado.
El profeta dice al pueblo del Señor: «Deje el hombre su camino y el inicuo sus pensamientos», pero también les dice que si este se aparta y busca al Señor, él puede encontrar misericordia y perdón de parte de Dios.
Estas palabras, que encontramos en el capítulo 55, verso 7, nos muestran que dentro del pueblo de Dios habitaban personas malas y de pensamientos vanos. Lo mismo ocurre hoy en día.
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Isaías 55:7
El pueblo necesitaba recibir el perdón del Señor, y es por eso que vemos el llamado que hace el profeta para que todos busquen la misericordia del Señor, para que busquen al Señor mientras pueda ser hallado.
La necesidad que tenía el pueblo de ser perdonado y restaurado por el Señor era grande, pues era necesario que ellos salieran y pidieran al Dios de los cielos que los perdonara.
Hermanos en Cristo, ¿sientes que estas palabras son para ti? Entonces busca al Señor y pide por tu vida, para que puedas ser salvado de todos los malestares que deja el pecado y la desobediencia. Vamos, pueblo, acércate a Dios y deja tus malos pensamientos.
Este mensaje profético es una clara invitación a la reflexión y al arrepentimiento sincero. Isaías no hablaba solo al pueblo de su tiempo, sino también a todos nosotros, que muchas veces hemos seguido caminos contrarios a los de Dios. Cuando el hombre se aparta del mal y se humilla delante del Creador, puede experimentar el poder transformador de Su misericordia. Es un recordatorio de que Dios no se complace en la muerte del impío, sino en que éste se vuelva de su mal camino y viva. El perdón está disponible, pero requiere humildad y un corazón dispuesto a cambiar.
En nuestra sociedad actual, donde la maldad y la indiferencia espiritual abundan, este llamado sigue siendo tan urgente como en los días de Isaías. Muchos viven sin esperanza porque se han alejado del Señor, creyendo que pueden llenar su vacío con placeres momentáneos o riquezas temporales. Sin embargo, solo en la presencia de Dios hay paz verdadera y restauración completa. Él sigue extendiendo Su mano para perdonar y sanar al que se acerca con sinceridad y fe.
Buscar a Dios “mientras pueda ser hallado” implica que el tiempo de la gracia no durará para siempre. Por eso, el llamado es urgente: ahora es el momento de reconciliarse con Él. No se trata solo de un cambio externo, sino de una transformación interior que nos lleve a amar la justicia y rechazar el mal. Cada pensamiento debe ser sometido a la voluntad divina, y cada acción debe reflejar la fe que profesamos.
El perdón del Señor no tiene límites, porque Él es “amplio en perdonar”. Ningún pecado es tan grande que no pueda ser borrado por Su amor. El arrepentimiento genuino abre la puerta a una nueva vida, donde la culpa se reemplaza por la gracia, y el temor por la confianza en Su promesa. Cuando nos acercamos a Dios con corazón contrito, Él no nos rechaza, sino que nos recibe como un padre recibe al hijo que vuelve a casa.
Por tanto, querido lector, no tardes más. Si sientes que tu corazón se ha endurecido o que tus pensamientos se han desviado, vuelve hoy al Señor. Él está dispuesto a escucharte, a restaurarte y a darte una nueva oportunidad. Recuerda que cada día sin Dios es un día perdido, pero cada paso hacia Él es un paso hacia la vida eterna. Que estas palabras sean un llamado a renovar tu fe y a buscar con todo tu ser al Dios que perdona abundantemente.

