Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos

En este artículo veremos un salmo de Asaf y un cántico por la maravillosa misericordia y bondad del Señor hacia Sus hijos, también recordando que Dios abate al malo y bendice al justo.

Todos los justos dan gracias al Señor porque día a día son librados por Dios, el escudo y amor de Dios los mantienen seguros, pero el hombre malo recibirá su castigo porque no cumple ni ama la voluntad del Señor.

En el versículo siguiente podemos notar el agradecimiento que daba Asaf a través de este cántico dirigido hacia Dios.

Agradece al Señor así como vemos en este capítulo 75 en donde Asaf dirige su alabanza al Señor, y di «Gracias te damos Señor, oh gracias te damos porque Tú nos libras y Tu misericordia está con nosotros cada mañana».

Este salmo nos enseña que la gratitud no debe depender de las circunstancias, sino del reconocimiento constante de quién es Dios. Asaf entendía que el Señor estaba cerca, que Su nombre representaba poder, justicia y amor. Por eso, incluso en medio de las pruebas, él escogía alabar y dar gracias, sabiendo que Dios nunca abandona a los suyos.

Cuando el justo se mantiene firme en la fe, aunque el mundo a su alrededor parezca injusto, su fortaleza viene de saber que el Señor sigue en control. Muchos pueden prosperar sin temor a Dios, pero su éxito es pasajero; en cambio, el justo tiene una riqueza eterna: la presencia y la bendición del Altísimo.

El cántico de Asaf también es un llamado a la reflexión. Nos recuerda que cada día es una nueva oportunidad para contar las maravillas de Dios. No debemos olvidar las veces que Él nos ha librado del peligro, sanado nuestras heridas o abierto puertas donde parecía no haber salida. Cada testimonio es una muestra viva de Su fidelidad.

Así como Asaf, también nosotros podemos levantar una canción de gratitud. A veces la vida presenta desafíos que nos hacen dudar o nos llenan de temor, pero cuando miramos hacia atrás y recordamos lo que Dios ya ha hecho, nuestro corazón se llena de esperanza. Esa esperanza se transforma en un canto nuevo, en un motivo para seguir confiando.

Dios abate al soberbio, pero exalta al humilde. Este principio lo vemos repetido en toda la Escritura. El impío puede parecer fuerte, pero su poder se desvanece como el humo. En cambio, el justo, aunque sufra, será levantado por el Señor en el tiempo perfecto. Esa es una razón más para dar gracias y perseverar en la fe.

Cada alabanza sincera se convierte en una declaración de confianza. Al decir «Gracias te damos, oh Dios», estamos afirmando que reconocemos Su soberanía y que dependemos totalmente de Su misericordia. Esta actitud abre el corazón para recibir más de Su gracia, porque la gratitud prepara el terreno para nuevas bendiciones.

Por eso, no dejes pasar un solo día sin levantar tu voz y decir: “Gracias, Señor, porque estás cerca de mí; gracias porque me guardas, me enseñas y me fortaleces.” Así como Asaf lo expresó en este salmo, sigamos recordando que Dios está en medio de Su pueblo, escuchando las alabanzas de aquellos que confían en Él.

Que este cántico inspire nuestra vida diaria, impulsándonos a ser agradecidos, justos y fieles. Cada vez que reconozcas las maravillas del Señor, estarás cumpliendo el propósito del salmo: exaltar Su nombre y proclamar Sus obras a todos los hombres. ¡Que nuestra boca nunca se canse de decir: gracias te damos, oh Dios!

Calamidad caerá de repente sobre el malo
La maldición de Jehová está en la casa del impío